miércoles, febrero 15, 2006

Au revoir, Desplat

El domingo, como casi siempre que estoy en Barcelona, me pasé por el Sweet a ver a Souver. Quedé con Gerard y Albert, para ir a la fiesta Bollywood que celebran los domingos allí. Empezaba a las ocho pero me aseguraron que se animaba a las doce. Por no haber comprendido las diferencias entre Madrid y Barcelona, cuando llegué había acabado. En Barcelona un domingo cuando algo empieza a las ocho, es a las ocho, y en Madrid mira que dicen que el Wateke empieza a las diez y no va ni Alá hasta las doce y media.
Como allí estaba todo el pescado vendido nos pasamos por el Puticlub, la sesión dominguera que ha reabierto La Demonio. Cuando me vio llegar sin avisar se portó fenomenal conmigo. Muy educadamente me presentó a su staff, me invitó a copas, y me presentó a Juan Belmonte, de las Pumping Dolls –que pinchaba travestida de lozana jovenzuela policía, con minifalda, cascada de pelo rubio y gafas de sol de lágrima. Y barba.
Nunca me lo había pasado tan bien en Barcelona un domingo por la noche. Para mi sorpresa, había bastante gente, y un ambiente fenomenal. Me empecé a encontrar con conocidos de Barcelona pero que suelo ver más a menudo en las fiestas de Madrid: con Meritxell y sus amigas, con Dani, Dolors, Bea, con Antón, y se presentó Roi, de vacaciones por la ciudad condal.Muy divertido, y todo improvisado

El lunes quedé con los directores en la empresa que está empezando a hacer el color y la composición final de los planos. Ya que estaba por Barcelona quería echar un vistazo, pero justo esa mañana se fue la luz, así que acabamos tomando el sol y tomando unas cocacolas en el parque junto al local, por la zona del Arco del Triunfo. Me pusieron al día de un tema espinoso: la banda sonora.
Teníamos un as; un músico francés emergente, Alexandre Desplat, que vio el proyecto hace un par de años y quedó prendado. Quería hacerlo a cualquier precio, y parecía factible ( durante una época Joe Hishasi, el músico de Miyazaki también quería, pero aquello se cayó rápidamente). Alexandre había trabajado en Francia casi toda su vida, empezaba a trabajar en alguna película de empaque, con Romain Duris y otros actores de la lista A, y de pronto pasó a Hollywood con la música de La Joven de la Perla. Desde ahí, todo le ha ido a mejor, y cada vez que le veíamos en una película más importante,como el nuevo Casanova, dudábamos un poco más de que pudiera. Su agente insistía en que sí, pero que cada vez había que planificar el hueco de agenda con mayor antelación. Los proyectos se empezaban a agolpar, el último, Syriana, para la productora de George Clooneyy Steven Soderbergh.

Nos lo confirmaron el otro día, para el verano no va a estar disponible, por un retraso en el proyecto en el que está trabajando ahora. Al carajo.

¿Te imaginas tener a un músico de tanto talento en una película como la nuestra? Es pequeña de presupuesto, pero la historia es grande, y está llena de silencios, necesita a un buen músico que la cuide. Hubiera sido un privilegio… En fin
Por lo menos ahora me haré a la idea, y ya no s eme encogerá el estómago cada vez que veo unos créditos con el nombre.

domingo, febrero 12, 2006

Arte moderno y whisky con redbull

Nada más bajarme del taxi, en la puerta de iFEMA me encontré con Arakis, que estaba fumando y cagándose en la puta ley que la dejaba a la entrada, chupeterreando la colilla. Con ella estaba Orlan, la superestrella mediática del arte moderno, famosa por sus operaciones estéticas donde se implantó cuernos, pómulos, y demás, para hacer de ella misma una obra de arte.
“No le vayas a decir ninguna impertinencia, que te conozco y es muy estirada”, me previno la walkiria vasca.
En ese momento llegaron el matrimonio Vaquerizo, con Marta y Pedro Munster, y nos metimos todos para la feria.
Nos equivocamos de pabellón, y mientras charlábamos, empezamos a caminar por una feria de mobiliario. Yo levanto la vista, y pienso, coño con ARCO, eso parece una oficina… Y giro la cabeza y veo un panel gigante de ROCA… y ya nos dimos cuenta. A la salida nos reíamos de la situación: a ver quién era la primera moderna que soltaba: "me encanta,es total" señalando un archivador.

Nada más entrar cada uno se fue a sus cosas, Arakis a trabajar haciendo contactos, yo a buscar a Topacio para el pase para Edu, y darle el encuentro. Los demás empezaron el paseo metódico por las galerías, y quedamos en encontrarnos luego. Por el camino, me encontré con Nacho, Pablo Sycet y Manolo Crespo, que llevaban allí desde las 3 de la tarde. Qué valor.

Este año no me ha parecido especialmente interesante. Lo que me ha sorprendido más han sido las galerías coreanas, con cuadros enormes de pinturas hiperrealistas de detalles minuciosos reproduciendo la realidad fotografiada pero con un punto de exageración. Pero en general el pase fue más rápido, no como el año pasado que la belleza de muchas propuestas te empujaba dentro del stand. Quizá también influya el hecho de que en esta edición el espacio adjudicado a galerías era mayor, y más diáfano, y lo veías de pasada, a golpe de vista.
Será deformación profesional, pero vi mucho arte inspirado en la iconografía pop de los dibujos animados, pero en reproducciones tridimensionales, como esculturas de caricaturas, o el impactante coche de Mariscal, un cadillac de tamaño natural, congelado en un instante de explosión, con todas las curvas deformadas en líneas cinéticas, y las piezas saliendo disparadas. Era precioso, y pensé en cómo debía estar ARCO ese año para que me gustara algo de Mariscal.
Por supuesto, la visita a Espacio Mínimo me compensó el dolor de piernas. En el plafón exterior había muchas fotos de los protagonistas de uno de los últimos vídeos de Erwin Olaf, todos retratos fenomenales de cuerpo entero o medio cuerpo, vestidos al estilo de los años cincuenta. Dentro exhibían una foto de Gaüeca que era tan bonita que te provocaba una sensación física al verla. Una foto gigante de una calavera apoyada en una estantería, rodeada de rosas blancas y muebles negros…era preciosa. También estaban expuestas las dos últimas obras de Manu Arregui, y mientras charlábamos Richard, él y yo, nos interrumpió la comisaria de una importante exposición para darle una muy buena noticia a Manu.
Saliendo me crucé con Christopher Makos. Está mayor, pero me sigue pareciendo guapísimo

Al día siguiente tenía una comida de negocios con el productor de la película. Yo iba a la defensiva, porque sabía que el lunes había tenido una reunión en Barcelona con el presidente de la compañía sobre el presupuesto, y además tenía que pedirle aumentar la partida pra pagar los efectos en 3D que vamos a necesitar- básicamente animación de multitudes y objetos mecánicos-. Así que me temía que iba a intentar recortarme el sueldo pactado por contrato, por segunda vez en lo que llevamos de producción. Y resultó ser una comida de lo más cordial, me contó que todo iba perfecto, parecía más que satisfecho con mi trabajo, e incluso hablamos un poco del futuro... aunque en ese terreno lo tengo todo abierto, y paso por rachas de no dormir pensando en que me quedaré sin nada cuando acabe la producción, a ratos de sopesar diferentes opciones y no casarme con nadie. Fue tan ameno que nos dieron las 5 de la tarde y tuve que salir pitando para clase de yoga; y encima, invitó.
Por la noche, a la fiesta del MUSAC. Para entonces ya empezaba a acusar el cansancio de la semana de trabajo, el concierto de Depeche, el resfriado y la maratón habitual de ARCO. Pero al llegar al café Larios y encontrarte con los amigos, ya me parecía todo fenomenal. Eso, y las copas con redbull ( mi salvación para todo en este final de producción) que me pasaba Rafa Doctor. Nos juntamos a charlar con Roberta, Olvido, Arakis, Marta, Jorge Torregrosa y demás. Olvido y Arakis se fueron pronto. Una porque tenía al marido resfriado en casa, y la otra por los sempiternos desayunos de trabajo de esos días. Marta y yo nos juramos fidelidad y quedarnos hasta las tantas.
Con más tiempo para charlar, Manu y Richard me estuvieron contando que hace poco se les inundó el estudio. Afortunadamente, ni su obra, ni los ordenadores han resultado dañados, pero ha perdido su colección de libros. Ahora son todos bolas esponjosas. Por lo visto hay un procecidimiento por el que puedes recuperarlos: te los congelan, y luego los liofilizan. A mí me sonaba a chino, pero es habitual. Lo que pasa es que descubrió que toda su vida la puede volver a comprar en Amazon y en Ebay, así que descubrió que la seguridad que extraemos de los objetos que nos rodean es una conveniencia que nos inventamos, pero que no necesitamos para nada. A mi me pasa eso cuando me roban la cartera, o pierdo la agenda del móvil. Nótese el uso del presente de indicativo por lo habitual del caso.
Pues eso, que se le inundaron mogollón de cosas, incluyendo sus discos. Lo más gracioso es que la inundación justo paró en la P de Pet Shop Boys, así que ha podido conservar la colección ( de PSB lo tiene TODO) intacta. En cambio, Madonna está arrasada.
Nos encontramos con Iria, vinieron JoseC y Jorge, Guillermo Espinosa andaba por allí, y Eli con ¡Carles Congost!, otro que no veía desde hacía muchísimo.
Bajamos a bailar con Roberta a los platos, y luego con SPAM. Menos mal que había adelantado mucho trabajo, y pude quedarme trabajando en casa al día siguiente, porque terminé metiéndome en la cama a las 7, cansado de bailar, de hablar, y me meterme JBs con redbull- bebida de vieja, se comenta.

Dormí una hora y media y me levanté para recoger los análisis de sangre que me hice el otro día. La sensación de estar delante de la doctora mientras ella, fresca como una rosa, te iba recitando todos los indicadores, y diciéndote que todo perfecto ( incluyendo el HIV, negativo), y tú te sentías una ruina, era extraña. Además de que para un hipocondríaco obsesivo que le digan que todo fenomenal le deja muy descolocado.
El resto de la mañana trabajé desde casa, a través de la página web con la que gestionamos la película. Allí se cuelgan las escenas, y yo puedo poner los comentarios, las correcciones, o la aprobación. El tele trabajo a veces es un rollo, porque te cambia los horarios, te tiene trabajando a medianoche, o te vuelve ermitaño ( para no quemarte escuchando todo el odia los problemas de uno y otro en el estudio), pero el viernes lo agradecí.
Después de comer, una siesta larga y quedé con Manu y Richard, para enseñarles en el Powerbook el work in progress de la peli.

Por la noche cené poco ( para no quedarme dormido) y quedé con Edu, Pilar, Pelayo y Brian, en una taberna andaluza para turistas que es infame, pero donde trabaja el novio de Brian, así que las cinco jarras de cerveza que nos pimplamos cada uno nos salieron gratis.
De allí fuimos al Ocho y Medio, estuvimos charlando con Nacho, Elektro y Roberta en la barra, hasta que se empezó a llenar y se fueron a pinchar. Prometía ser una noche de antología, lleno de gente, con Patata, Claudio, Farala y Álvaro, la Prohibida paseándose de incógnito ( es decir, de chico) por la sala, Alejandro y sus amigos, y hasta gente de Barcelona que normalmente te encuentras en las escaleras del Razz y de pronto me crucé allí, como Albert.
Y digo prometía porque pasadas las tres y media ( bueno, casi las cuatro) me empecé a derretir como la Bruja del Oeste de Oz, a pesar de los whiskies con redbull, y Edu estaba hasta las narices del Ocho, y recordé que a las 7 me levantaba para coger el avión a Barcelona, así que me marché cuando Roberta justo empezaba su sesión con “Buenas Noches, bienvenidos, hijos del rock and roll…” de Miguel Ríos.

Mi madre sospecha con fundamento que me ha picado la mosca tse tse, porque siempre que llego a Barcelona me pongo a dormir y dormir…

miércoles, febrero 08, 2006

Dos fiestas, dos conciertos.

El viernes pasado, con permiso de Mahoma y de la Conferencia
Episcopal, se celebró la Nancy Boîte más multitudinaria. El efecto
Terremoto de Alcorcón provocó un maremoto de personas que inundaron
todas las salas, incluso en las que no se puede fumar, que desde el 1
de enero nunca se llenaban.
Nada más entrar que encontré con Mauro y Clara Barral, que aparte de
es la chica más guapa que conozco, es súper simpática y siempre que
nos juntamos nos reímos muchísimo.
Mientras ella y yo nos reíamos, Nacho y Roberta se sentaron en uno de
los sofás de la sala verde ( Cool es como la película de Roger Corman,
tiene salas de diferentes colores y en todas pasan cosas rarísimas) a
criticar; las caras que ponían, y la iluminación les daba aspecto de
malísimas.
La Terremoto triunfó, toda la gente le coreó la canción ( las demás no
las conocían tanto, se conoce que se perdieron sus actuaciones
antológicas en los premios Shangay), que es por lo visto el sexto
vídeo más descargado de la red. Tengo la impresión de que si en la
sala Low esa misma noche estuviera actuado Madonna, hubiera estado
menos lleno.
Un poco antes del final Mauro y Clara, Luis y Patricia, Pablo Sycet,
Nacho y JC se marcharon; G.C., P., Edu y yo nos quedamos bailando un
rato más.
Después del concierto pincharon unos cuantos jitazos más Jorgito
Micropunto
y su socio, y nos subimos a la sala roja, donde a los
platos, jaleó Roberta. A pesar de que estaba llenísimo nos lo pasamos
tremendo, Roberta demostró que es la mejor dj de España y no para de
trabajar por algo, estuve bailando casi tanto tiempo como hablando,
con Claudio, Flat Eric, Mario y sus amigas del Bronx, y dos estrellas
de la blogosfera que conocí esa noche, Kurtz y Dwalks, y hasta me fumé
unos tres cigarros; desde la ley antitabaco fumo más que antes (que
era nada).
Hacia el final de la noche, Mario se puso a pinchar y entramos en el
momento chill out. En cada Nancy Boîte hay un momento, hacia el final
de la noche, en que Mario se pone a pinchar, ya sólo ves a las amigas
por la sala, y ya parece que estás en casa de alguien, de fiesta, y
súperrelajada.
Después de la fiesta en efecto hubo chill out en el centro social
SVF11, pero yo tenía pendiente un sábado de trabajo, y me fui a la
cama.

El primer día del fin de semana fue tan agobiante, sentado dibujando y
con resaca, que a última hora decidí que me iba a ver a Maximilian
Hecker
. Así, de sopetón.
El concierto fue como sus discos, que si te lo escuchas entero, del
tirón, son un poco coñazo. Especialmente porque en directo, sólo con
un piano yamaha, guitarra y bajo sonaban todavía más nanas. Pero él es
tan guapo, tan delgado, es taaaaaan tímido, y a pesar de cantar en
inglés lo habla tan mal y con un acento tan gracioso, que se lo
perdonas todo. Repasó el último disco, cantó sus clásicos pero dijo
que no cantaba Kate Moss porque tomaba drogas ( supongo que sería una
broma alemana, porque la mitad del concierto se lo pasó tomando
cerveza y diciendo que quería un poco de hierba), y acabó con dos
bises, uno de ellos una versión de Like A Rolling Stone de Bob Dylan,
con una energía inaudita hasta entonces. Luego nos preguntó a la
cincuentena escasa que estábamos allí si sabíamos algún sitio donde
salir, que era el último día de la gira. Me corté de decirle que al
nasti, porque yo no podía con mi cuerpo y no iba a salir, y si le
decía a Maxi que fuera allí hubiera tenido que ir porque soy fan.
Así que me callé, y me fui al VIPS de nuevos Ministerios a
probar las nuevas hamburguesas, y saliendo, entre eructos me compré El
Séptimo Sello
y Fanny y Alexander, que están baratísimas.

El domingo volvió a ser de trabajo, y hacia las doce de la noche acabé
todo lo que debía tener hecho ese finde, y decidí celebrarlo con un
poco de Wateke.
Al entrar fui a dejar el abrigo en el camerino y parecía que me
hubiera metido de golpe en el sexto vídeo más descargado de Internet,
porque en tres metros cuadrados allí estaban las perchas, las maletas,
La Terremoto y las tres bailarinas. La Terremoto iba diciendo que ya
estaba hasta el coño de la gira, que cantaran las travestis barbudas
que llevaba; pero luego salió y el público estaba tan loco que lo dio
todo, cantó más canciones de las que tenía previstas y hasta le
regalaron plantas de flores de navidad, y calzoncillos de Calvin
Klein.
Después estuvieron pinchando Tommy y Laura ,un poco hartos de pinchar
chochi en vez de rock, porque el público que vino tampoco era el
habitual de Wateke.
Yo quise ir un ratito y me dieron el cierre sin querer, de lo bien que
me lo pasé.

Así que el lunes me levanté muerto de sueño y resfriado… menos mal que
las entradas del concierto de Depeche Mode eran con asiento, que me
pasé el concierto moribundo y sobando mocos.
Desde luego el espectáculo fue una pasada. Fui con Nacho y Manolo
Crespo
. Nacho quería sacar ideas para futuros conciertos, peor nada
más empezar ya dijo que contra eso no se podía competir. El escenario
estaba lleno de pantallas, unas naves espaciales aterrizadas donde se
escondían los teclados, y una especie de botafumeiro gigante donde
aparecían palabras ominosas, casi todas de dominación y poder, como
dolor, ángel o sexo. A mi me hacía mucha gracia la bola, porque al
aparecer palabras con alusiones extrañas a las canciones que iban a
tocar, daba la sensación de que ella controlaba a Depeche, un poco
como Carmen, el robot de la Prohibida. A Clara, que estaba con Mauro
entre la multitud en la pista, le divertía mucho el botafumeiro, no
paraba de mandar mensajes muy graciosos sobre lo que quería decir.

El Palacio de los deportes estaba llenísismo, sólo se veían cabezas, y
Dave Gahan se dio un baño de multitudes, derrochando carisma. Todo lo contrario que la pesada de Martin Gore, que cuando le dejaban un rato solo cogía el micro y se ponía a imitar al otro. Los fans gritaban
igual, pero parecía que un nerd espontáneo se hubiera subido al
escenario. Le comenté a Nacho que eso no podía ser, imagínate que
cuando Alaska se fuera a cambiar, él se pusiera una peluca roja y unas medias, y se tirara al suelo a hacer la mosca muerta. Yo, que tampoco
sé mucho de música, no entendía como ese grupo no se había disuelto
ya, con un par de gallos en ese corral.
A falta del último bis nos fuimos los tres, para no pillar la
evacuación de tanta gente, y tan bruta. Nunca había estado en un
concierto de Depeche, pero la gente que fue me pareció lo peor, como
futbolera, todos de pie haciendo Oé, oé todo el rato. Esto no pasa con
los Pet Shop Boys.
Así que muy tranquilamente salimos, y enseguida llegué a casa, a
seguir sonándome los mocos.

Bueno, me voy pitando a ARCO!

viernes, febrero 03, 2006

Quien no se come un crepe por La Candelaria...

Ya tenemos confirmación por parte de las cabezas directivas y los brujos del marketing: estrenamos en navidad. Esos significa que la animación debería terminarse entre finales de mayo y principios de junio, porque todavía quedará acabar de limpiar esa animación ( es decir, dejarla con una única línea bonita), y colorearla, y montar la película, y sincronizarla, y hacer los efectos de sonido y la banda sonora, y tenerla lista lo antes posible para poder pasarla a las distribuidoras lo más completa posible, y así se animen y la quieran proyectar en los cines, y hacer las copias a toda pastilla para que el día del estreno cada cine tenga la suya… Arf arf.
Así que ha empezado la contrarreloj. Los meses que quedan son la guerra.
Será por eso que el otro día me rapé el pelo al 3. Bueno, por eso y porque después de llevarlo bastante largo durante meses, y sometiéndolo a diferentes alisados para suavizar el rizo, más que mi pelo parecía la peluca de Chucky, el muñeco diabólico. La peluquera me recomendó regenerarlo, y le dije que a saco.
Me veo rarísimo, pero estoy contento; además mucha gente me ha dicho que me queda muy bien. Por no hablar de lo cómodo que es; la sensación de atravesar un jersey y no tener que recolocarte todo los rizos semialisados con vida propia es un descanso.

Ayer era el día de La Chandeleur en Francia. Me llamó Nacho para decírmelo, y declaró tajante que quien no se come un crepe por la Candelaria tiene un año de mala suerte. Anoche habíamos quedado para cenar porque pinchaba en el Trash, así que debía ser una crepería el restaurante elegido.
Quedamos Nacho, JC, Edu, Paco, G.C. y Pe. Como me horrorizaría llevar el pelo rapado y engordar, porque parecería una osa o un bakala agresivo, yo pedí un crepe vegetal.
Durante la cena hablamos de Brokeback Mountain. A todos nos ha gustado mucho ( Nacho no la ha visto, estaba en Méjicos y ahora esperará a verla en un avión con Mónica Randall), menos a JC, que le repatea que siempre en las películas de maricas tenga que haber un final dramático como moraleja de que la vía recta siempre triunfa. Nosotros no lo veíamos así, porque cómo quieres que pasen las cosas en Wyoming en los años 60 del siglo pasado.
También hablamos de la cocaína como causa de brotes psicóticos en viudas de boxeadores, y de que Maria Teresa Fernández de la Vega no es lesbiana.
También comentamos las caricaturas a Mahoma, y todos estábamos de acuerdo en que los islamistas son unos pesados imposibles, y que el mundo sería mucho más agradable sin ellos. Bueno, en realidad sin ninguna dictadura religiosa.
Los fanáticos islámicos son como unos vecinos insoportables con los que estás obligado a vivir y encima tienes que aguantarles chorradas insufribles en las juntas de la comunidad: que si las mujeres son inferiores, que si no se puede hacer un dibujo de Mahoma, que si hay que lapidar a tal o cuál, que si yo soy el único que tiene razón…
¡Estoy harto, viva la Ilustración y Voltaire y Diderot , y la herencia cultural europea, por supuesto con la separación entre la Iglesia y el Estado!. Y viva Dinamarca.
Algún exaltado incluso apoyó a Chirac con lo de la bomba atómica, pero para entonces con tanto crepe y vino ya estábamos muy francófilos.
Nacho nos estuvo contando la boda de Víctor Sandoval con su novio, de lo total que era Trinidad Jiménez, y de lo que comieron en el cóctel posterior.
De cada persona que hablábamos, Pe decía que era íntimo amigo, así que yo tuve que llamar a Gerard para confirmarlo. Por supuesto, Gerard no recordaba haberse cruzado con pe en una fiesta, motivo más que suficiente para que Pe te considere ya como una hermana. Gracias a esas ridiculeces tan amenas nos divertimos mucho en la cena, aunque el sitio es lo puto peor y por supuesto ni dejamos propina ni volveremos nunca más. Yo ya sospeché de un sitio que se llama easycrepe.

De allí JC nos dejó a Nacho, Edu y a mí al VIPS de Fuencarral, donde quedamos con Roberta y Elektro. Hasta la hora de entrar al Trash hicimos tiempo tomando unas cuantas bebidas alcohólicas, y Nacho se pidió un banana split. Por cierto, ha decidido reabrir su diario gastronómico.
Roberta me regaló por mi cumpleaños el libro El Funcionario Desnudo, de Quentin Crisp.Tengo muchas ganas de leérmelo, aunque se me acumula el trabajo. Acabo de terminarme Plataforma, de Houllebecq, y me estoy leyendo a la vez Yellow Dog, el nuevo de Martín Amis y los relatos de Wyoming de Annie Prouxl, Brokeback Mountain entre ellos. Plataforma me encantó, aunque Houllebecq me carga mogollón. Lo que te está contando te revuelve el estómago, y con él la vida siempre parece una mierda, pero está escrito de manera preciosa, y por la noche, siempre antes de dormirte, sospechas que quizá tenga razón.
El de Amis lo tengo recién empezado, y el de Wyoming es buenísimo. Todos los cuentos tienen el estilo ese tan espartano y seco, pero llenos de emociones terribles contenidas.
Anoche, mientras copeábamos en el VIPS, ojeé el de Quentin Crisp y me parece que me va a encantar

Nos fuimos al Trash, y al rato llegaron Patata, Claudio y Álvaro. Estuvimos bailando un rato, pero tampoco duramos tanto, porque al día siguiente había que trabajar, y yo últimamente me duermo de pie en cualquier sitio. Álvaro, Tommy, Laura y yo nos bajamos para el barrio paseando.
Tommy y Laura nos contaron una historia espeluznante sobre los pollos mutantes que usan en el KFC ( nótese que por imperativo legal han retirado la palabra Chicken de su marca), pero Álvaro, que es biólogo, dijo que eso era imposible. Menos mal porque yo soy fan, y hacía tanto que me había tomado el crepe vegetal que me moría pensando en un tambor de esos lleno de piezas de lo que sea eso, pero que está riquísimo