viernes, febrero 03, 2006

Quien no se come un crepe por La Candelaria...

Ya tenemos confirmación por parte de las cabezas directivas y los brujos del marketing: estrenamos en navidad. Esos significa que la animación debería terminarse entre finales de mayo y principios de junio, porque todavía quedará acabar de limpiar esa animación ( es decir, dejarla con una única línea bonita), y colorearla, y montar la película, y sincronizarla, y hacer los efectos de sonido y la banda sonora, y tenerla lista lo antes posible para poder pasarla a las distribuidoras lo más completa posible, y así se animen y la quieran proyectar en los cines, y hacer las copias a toda pastilla para que el día del estreno cada cine tenga la suya… Arf arf.
Así que ha empezado la contrarreloj. Los meses que quedan son la guerra.
Será por eso que el otro día me rapé el pelo al 3. Bueno, por eso y porque después de llevarlo bastante largo durante meses, y sometiéndolo a diferentes alisados para suavizar el rizo, más que mi pelo parecía la peluca de Chucky, el muñeco diabólico. La peluquera me recomendó regenerarlo, y le dije que a saco.
Me veo rarísimo, pero estoy contento; además mucha gente me ha dicho que me queda muy bien. Por no hablar de lo cómodo que es; la sensación de atravesar un jersey y no tener que recolocarte todo los rizos semialisados con vida propia es un descanso.

Ayer era el día de La Chandeleur en Francia. Me llamó Nacho para decírmelo, y declaró tajante que quien no se come un crepe por la Candelaria tiene un año de mala suerte. Anoche habíamos quedado para cenar porque pinchaba en el Trash, así que debía ser una crepería el restaurante elegido.
Quedamos Nacho, JC, Edu, Paco, G.C. y Pe. Como me horrorizaría llevar el pelo rapado y engordar, porque parecería una osa o un bakala agresivo, yo pedí un crepe vegetal.
Durante la cena hablamos de Brokeback Mountain. A todos nos ha gustado mucho ( Nacho no la ha visto, estaba en Méjicos y ahora esperará a verla en un avión con Mónica Randall), menos a JC, que le repatea que siempre en las películas de maricas tenga que haber un final dramático como moraleja de que la vía recta siempre triunfa. Nosotros no lo veíamos así, porque cómo quieres que pasen las cosas en Wyoming en los años 60 del siglo pasado.
También hablamos de la cocaína como causa de brotes psicóticos en viudas de boxeadores, y de que Maria Teresa Fernández de la Vega no es lesbiana.
También comentamos las caricaturas a Mahoma, y todos estábamos de acuerdo en que los islamistas son unos pesados imposibles, y que el mundo sería mucho más agradable sin ellos. Bueno, en realidad sin ninguna dictadura religiosa.
Los fanáticos islámicos son como unos vecinos insoportables con los que estás obligado a vivir y encima tienes que aguantarles chorradas insufribles en las juntas de la comunidad: que si las mujeres son inferiores, que si no se puede hacer un dibujo de Mahoma, que si hay que lapidar a tal o cuál, que si yo soy el único que tiene razón…
¡Estoy harto, viva la Ilustración y Voltaire y Diderot , y la herencia cultural europea, por supuesto con la separación entre la Iglesia y el Estado!. Y viva Dinamarca.
Algún exaltado incluso apoyó a Chirac con lo de la bomba atómica, pero para entonces con tanto crepe y vino ya estábamos muy francófilos.
Nacho nos estuvo contando la boda de Víctor Sandoval con su novio, de lo total que era Trinidad Jiménez, y de lo que comieron en el cóctel posterior.
De cada persona que hablábamos, Pe decía que era íntimo amigo, así que yo tuve que llamar a Gerard para confirmarlo. Por supuesto, Gerard no recordaba haberse cruzado con pe en una fiesta, motivo más que suficiente para que Pe te considere ya como una hermana. Gracias a esas ridiculeces tan amenas nos divertimos mucho en la cena, aunque el sitio es lo puto peor y por supuesto ni dejamos propina ni volveremos nunca más. Yo ya sospeché de un sitio que se llama easycrepe.

De allí JC nos dejó a Nacho, Edu y a mí al VIPS de Fuencarral, donde quedamos con Roberta y Elektro. Hasta la hora de entrar al Trash hicimos tiempo tomando unas cuantas bebidas alcohólicas, y Nacho se pidió un banana split. Por cierto, ha decidido reabrir su diario gastronómico.
Roberta me regaló por mi cumpleaños el libro El Funcionario Desnudo, de Quentin Crisp.Tengo muchas ganas de leérmelo, aunque se me acumula el trabajo. Acabo de terminarme Plataforma, de Houllebecq, y me estoy leyendo a la vez Yellow Dog, el nuevo de Martín Amis y los relatos de Wyoming de Annie Prouxl, Brokeback Mountain entre ellos. Plataforma me encantó, aunque Houllebecq me carga mogollón. Lo que te está contando te revuelve el estómago, y con él la vida siempre parece una mierda, pero está escrito de manera preciosa, y por la noche, siempre antes de dormirte, sospechas que quizá tenga razón.
El de Amis lo tengo recién empezado, y el de Wyoming es buenísimo. Todos los cuentos tienen el estilo ese tan espartano y seco, pero llenos de emociones terribles contenidas.
Anoche, mientras copeábamos en el VIPS, ojeé el de Quentin Crisp y me parece que me va a encantar

Nos fuimos al Trash, y al rato llegaron Patata, Claudio y Álvaro. Estuvimos bailando un rato, pero tampoco duramos tanto, porque al día siguiente había que trabajar, y yo últimamente me duermo de pie en cualquier sitio. Álvaro, Tommy, Laura y yo nos bajamos para el barrio paseando.
Tommy y Laura nos contaron una historia espeluznante sobre los pollos mutantes que usan en el KFC ( nótese que por imperativo legal han retirado la palabra Chicken de su marca), pero Álvaro, que es biólogo, dijo que eso era imposible. Menos mal porque yo soy fan, y hacía tanto que me había tomado el crepe vegetal que me moría pensando en un tambor de esos lleno de piezas de lo que sea eso, pero que está riquísimo