Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas...

El mes de vacaciones entre Madrid, Barcelona y Cádiz me sirvió para recordar las cosas que no me gustaban de trabajar allí, y para desdramatizar el hecho de no teenr a tu gente cerca: siempre que te lo cuentan por teléfono te dan ganas de estar allí, pero si lo vives, nada es tan intenso como para cambair el rumbo de tu vida, y tus planes a corto o medio plazo. De los de largo alcance, no pienso
Así que en el Gatwick Exprés camino de mi casa ( no de la de mis padres, o del amigo de turno que me estuviera acogiendo)se me pasó bastante de la pena que me dio irme, y me vinieron las ganas de empezar nueva etapa.

Lo que no esperaba es que esta nueva tapa fuera a ser tan intensa, con tantos cambios, algunos no por buscados menso traumáticos, y otros por inesperados, bastante incómodos. Como tener que dejar tu piso deprisa y corriendo por un deshaucio relacionado con facturas impagadas de antiguos inquilinos, o intentar buscar un nuevo trabajo en la metrópolis estrangualda por el credit crunch ) ahora me encanta decir credit crunch todo el rato) Vivir en Londres está fenomenal por un lado; por otro, es una ciudad inhóspita, la gente sobrelleva un nivel de estrés que al principio no notas, y cuando te das cuenta ya está dentro de tu sistema,y eso teniendo tu vida bastante asentada. Ahora imagínate, querida lectora, si vuelves deseando deshacer la maleta, y o tienes casa, y quieres vovler a tu rutina y no tienes rutina porque los trabajos se retrasan, o se evaporan.
Y encima está la soledad del exilio, en una ciudad donde la gente se ve una vez cada mes, y con cita previa, donde tienes que recorrer 10 millas para llegar al barrio de una amiga, y donde, como te descuides, te dan las 10 de la noche y parecen las 2 de la mañana....

Así que yo estaba encantado de haber encontrado casa por fin, y de por fin un trabajo se concretara. Y muy contento de que, unos por trabajo y otros por ocio, gente de la que más echo de menos estando aquí han emepzado a venir en noviembre.
Y me sigo alegrando, pero en el más perfecto ejemplo del "si quieres caldo toma tres tazas", empezaron a llegar en plena mudanza a mi nueva casa, y justo en al semana que empezaba trabajo nuevo.

Como tengo ese defecto que a muchas veces he vuelto en virtud de no querer perderme nada, y tampoco se dosificarme cuando se espera algo de mi en el trabajo, llevo este mes durmiendo 4 horas para estar con al gente que quiero, y porque yo quiero, y apra estar a la altura en el trabajo. Las víctimas colaterales: mi dormitorio a medio amueblar, y mis maletas sin deshacer ( algunas desde las vacaciones, hace ya un mes. Y claro, mi salud

El domingo ya iba por Brick Lane notando carraspera, el lunes me levanté con flojera y las hordas de Liverpool Street se me echaban encima por caminar despacio. Llegué al estudio y nada más verme entar me devolvieron a casa, no sólo por consideración ahcia mi, también por que no fuera a contagiar a mis colegas, que es algo que si explicas a alguien de España le da la risa, pero aquí se tiene muy en cuenta.
Así que me he pasado dos días en casa metido en la cama, sin otra cosa que hacer que ver series de televisión que tenía retrasadas ( Heroes y Los Soprano), empezar una nueva ( True Blood, me encanta), y llerme la autobiografía de Obama, que es muy recomendable

Mañana me reincorporo. A la puerta de casa tomo aire y me tiro otra vez al marasmo!!!