miércoles, enero 17, 2007

Jour de fête

Desde el fin de semana anterior, en el estudio ha habido cierto nerviosismo. El martes, en Berlín, el director de animación de una de las películas más importantes que se preparan en Europa estaba audicionando ( me perdonas el anglicismo, es que es una palabra que me encanta, me suena a casting, a Showgirls).
Quizá Les Triplettes du Belleville ( o Bienvenidos a Belleville, como se llamó en Espanya) te resulte familiar. Es una película de animación tradicional –dibujada en papel – de hace un par o tres de anyos, bizarra, bastante buena, y nominada a los Oscar. Ahora su director prepara la siguiente en Edimburgo. De ah la Gira Europea Cazatalentos 2007 de su director de animación.

Queriendo enfocar mi carrera hacia el 3D, no pensaba presentarme, pero al final la posibilidad de una trabajo interesante, y como mínimo pedir un dÌa libre y pasarlo en Berlín, me lanzaron.
AsÌ que el martes por la maÒana a las ocho salimos unos cuantos animadores en coches, camino de la capital.
Dejamos el coche a las afueras, y tomamos el metro. En Berlín hay dos metros, el U, que va por debajo, y el S, por encima de la superficie. Gracias a lo cual, con la nariz pegada al cristal, vi pasar Charlottenburg, el Tiergarten, el Reichtag con la cúpula de Norman Foster. Al principio no me gustó, pero supongo que si eres marquista lo eres con todas sus consecuencias, y un Foster es un Foster…asÌ que pasando a la vuelta ya me parecÌa preciosa.
Bajamos en Alexander Platz, en Berlín Este, que fue arrasada por la guerra y los comunistas, que luego la reconstruyeron en un delirio de bloques de cemento con muchísimas ventanas, todo muy gris, muy cuadriculado, muy igualitario, no fuera a ser que el vecino deseara lo que tenía el otro. Supongo que para ellos fue una putada, pero tengo que reconocer que con la vista de un extrangero la aquitectura socialista me pareció exótica, y como que molaba.
Las audiciones eran en el Plark Inn, un hotel altísimo en plena plaza. Me presenté sin cita previa, habiendo puesto un email con mi currículum la noche antes. Por lo visto lo habían leído para entonces, y estaban deseosos de conocerme. De hecho, me colaron delante de Niall, un irlandés apocado que luego me cayó fenomenal cuando me dijo que en el hilo musical del hotel sonaba I´ve Been Looking For Freedom, ese himno cantado precisamente junto al muro por David Hasselhof. Alguien con ese conocimiento de la cultura basura no podía ser chungo, y no le ó que me colaran.
Enseguida me empezaron a vender el proyecto, y poco a poco me fue enganchando. Está basado en un guión inédito de Jacques Tati ( el director francés de comedias de los cincuenta como Mon Oncle, Jour de Fête, o Les Vacances de M. Hulot), lo que, para empezar, te dice que vas a trabajar en una peli de verdad, no un cuentecito, con oportunidad de representar con tu actuación emociones verdaderas y complejas, no poses de ardillitas.
El estilo de dibujo es complicado, pero muy bonito, con un aire a 101 Dálmatas, con fondos de acuarelas, precioso. Y encima, me decÌan que el estudio está en el centro de Edimburgo, una de las ciudades más chulas donde vivir en mi anyorado Reino Unido. Me preguntaron si me apeteceráa mudarme allí, que el estudio da facilidades para encontrar piso, y que cuándo quedaba libre de compromisos contractuales para poder empezar. Me pareció que hablábamos el mismo idioma, porque me dijeron que estaban en el meollo, cerca de todas las tiendas cool. Desde luego esa gente sí que parecÌa haberse leído El auge de la clase creativa, porque sabían qué botones pulsar para atraer a artistas. Igualito que en Espanya, que te ponen los estudios en los polígonos, y nadie da una mierda por tus condiciones laborales o los estímulos creativos y culturales que puedas recibir en tu entorno.
Anyade a eso que cuando dije en el estudio que actualmente me emplea que me iba a Berlín a una entrevista de trabajo, me dijeron que como yo era freelance, podía hacer lo que quisiera (siempre que no sufriera mi productividad), pero que esperaban que me quedara más tiempo con ellos, que tenían más proyectos que ofrecerme cuando acabara éste. Tú propón eso en Espanya, aun siendo freelance y sin que la empresa dé un euro por ti. Te amenazan con dejarte sin trabajo, te hacen el chantaje sentimental del que muerde la mano que le alimenta, y poco menos que te tratan como el senyor feudal al alfarero del pueblo. Javi, que es una de las personas más inteligentes y mejor preparadas que conozco, se sabe ésto a fondo, de cada vez que busca trabajo.

Lo malo, lo que contestaba cuando me decían que no estuviera triste, que sólo me marchaba para dos meses, es que cuando sales ya no sabes lo que va a pasar, y si te ofrecen cosas interesantes, sabes que las condiciones van a ser bastante mejores. Pon eso en una balanza, y en otra tus ganas de volver. Qu motivos puedes tener? Cu´´anto pesan? Estás listo para lo que sabes que te puedes encontrar?

No lo sé; media manyana antes ni me imaginaba que me iba a estar planteando mudarme a Edimburgo. Estaba en pleno subidón, me sentía reconocido por el trabajo, con posibilidades y de pronto con dos ofertas factibles en el futuro próximo. Si consideras, querida lectora, que en los últimos seis meses en Espanya, a pesar de haber dirigido la animación de una de las pelÌculas más esperadas por la profesión, me estaba comiendo la mierda como si todos mis esfuerzos no valieran para nada, pues tanto reconocimiento de pronto merecía celebrarse.
Así que me largué de compras, que me quedaba toda la tarde, y era mi primera vez en Berlín.

Me fui hacia Mitte, muy cerca de allí y uno de los barrios de moda del centro. Pasé por la tienda de Fred Perry, estuve curioseando en tiendas locales de ropa, y entré en un supermercado para comprarme algo de comer. Al salir yo entraba un chico muy guapo, muy rubio, muy azules los ojos, muy blanco su ipod. Nos cruzamos, nos miramos, giramos las cabezas mientras nos pasábamos, y luego seguimos cada uno a lo suyo.
Entré en American Apparel, y me compré unos pitillos rojos que me parecÌan preciosos. Y una talla menos de lo que me esperaba. Ese día eran todo alegrías para mi maltrecho ego.
Saliendo de la tienda, por la acera, cargado de bolsas del super, venía el rubio. Conforme nos íbamos acercando, se le iba escapando una sonrisa que era como agua de mayo.

Un rato más tarde habíamos quedado toda la expedición de vuelta. Les ensenyé mis pitillos, y alguno se le saltaban los ojos pensando que un hombre se podía poner eso. La mayorÌa son un poco mayores, y checos, turcos y húngaros. Quizá eso tenga algo que ver, o quizá no, y la mitad de la gente en la Europa del este lleva pitillos, y lo que pasa solamente es que éstos son animadores, una raza de freakies.
Yo estaba tan contento que insistí en irnos un poco de canyas antes de volver. Y luego de cócteles, que era happy hour!! Claro, me tuvieron que meter en el coche de cabeza, con la novia húngara de uno de ellos partiéndose de risa y diciendo palabras rarísimas. Y casi me abro la cabeza al llegar al piso, porque subiendo las escaleras me pisé la bufanda.

Será de Dior Homme, será un modelo que sólo se vendió en Japón, será chachi haberla ganado en dura puja en eBay , pero es que es muuuy larga, conyo.

martes, enero 16, 2007

Primero conquistaremos Berlín, luego tomaremos Manhattan

Hay decisiones que quizá pienses que debes tomar, pero no te atreves. Entonces, llegan ocasiones en que las circunstancias se poenen departe de esas decisiones, y aunque te digas que venga, es en realidad todo alrededor lo que se mueve para que pasen las cosas. Crees que es un buen momento para quitarte de en medio. Para estar solo, o para saber cuanto de importante es la vida que llevas en Madrid, la gente que conoces, tus amigos y las caras que besas. Pero sólo lo piensas, no lo haces. Hasta que te llaman de un estudio en Alemania, y te proponen que vayas. Dices “ qué conyo”, y ya está. Te reservan billetes; te buscan alojamiento, te acabas el trabajo que tienes aquÌ, intentas retrasar el momento de despedirte, o lo evitas, como hice con Nacho, y no te lo acabas de creer ni cuando estás embutido en un avión de Easyjet lleno de jipis que se van a Berlín. Y ni mucho menos cuando te recogen y te dejan en un piso compartido en Halle, una ciudad media y anodina en el centro de Alemania, a 160 km de la capital, y al dáa siguiente estás trabajando en otro estudio.
El fin de anyo, que empezó bien y acabó como muchas otras veces ( qué tienen los fines de anyo, que son tan liantes) me saludó uno de los que dicen que actualice de una punyetera vez. Esta es una decisión de las que tomo yo y yo solito me las arreglo. A lo mejor es un buen momento.
A lo mejor lo escribo para ti, y debería escribirlo para mi. Confieso, ahora que este diario no lo debe leer ya nadie, que casi siempre ha estado escrito para una persona solamente, y no siempre la misma.
Llevo una semana aquÌ. Estoy aprendiendo a volver a estar solo, sin un montÛn de amigos con los que distraerme, trabajando demasiadas horas y reencontrando mi vocaciÛn, un poco dispersa últimamente. Comparto piso, cosa que me apetece, aunque en el piso hay poco que compartir. Espero ir a Berlín a menudo. Me he apuntado a un gimnasio con entrenadora personal de disciplina germánica. He empezado a ir a la tintorería, y espero que se lave la ropa mientras leo un libro y me fumo un piti; y me hace sentir que estoy en una peli. Paseo de vuelta del trabajo a las 11 de la noche y parecen las 4 de la manyana. Algunas noches duermo mal porque pienso, pero otras, y esto es nuevo, duermo a pierna suelta, y tengo hasta algún suenyo erótico ( que hacía mucho que no me pasaba).
Y cada vez que veo algo bonito me acuerdo de ti; y te echo tanto de menos que me duele la barriga de pronto.