jueves, enero 05, 2006

El ascenso de la clase creativa

Hoy he quedado a comer con Nacho en nuestro restaurante asiático favorito: Tanga. Hemos estado hablando de Lost. Él y JC están viendo los dvd de la primera temporada, y a nacho le gusta, aunque sostiene que se hacen a ratos le aburre, porque alargan demasiado las situaciones, y pasan cosas de las que luego se olvidan, o no se vuelve a hablar. Que son un poco dramacuínes todos, y que le hace mucha gracia que se haya estrellado un avión de supermodelos.
Yo le he dicho que es verdad, que como tiene la estructura de un videojuego, a veces te agobia que te tengan tanto rato mareando la perdiz en una misma pantalla, pero que siempre pasa algo de pronto que compensa, y te vuelve a enganchar muchísimo. Charlie le parece un pesado, insiste en que Ian Somerhalder es el noviete de Locke y se van a la selva a liarse, y creo que es la primera vez que a Nacho y a mi nos gusta un mismo tipo: Jack.

Luego hemos estado hablando del nuevo disco de Fangoria, de quién será el productor, y de los títulos de algunas nuevas canciones, que ya por ellos mismos prometen; parecen de los Pet Shop Boys. Me ha estado explicando el proceso de composición con su hermano Mauro, cómo empieza a hacer las letras, la elección de canciones con Olvido o el tema general de todo el disco. También nos hemos estado riendo un rato, imaginando el año que nos viene, las risas que nos vamos a echar en los nuevos conciertos, y con lo que traman las Nancys Rubias para celebrar su aniversario…
También hemos charlado del nuevo disco de los Pet Shop Boys. Se llamará Fundamental, y el primer single, Minimal, que ya sólo con esos nombres era para caerse de la silla. Además, las primeras críticas ya van advirtiendo de que es un escándalo; de lo mejor de su carrera. Qué ganas de que salga ya, y qué ganas de que Madonna saque el single de Sorry con la remezcla de los chicos de la tienda de animales.

Luego me ha regalado una biografía de Andy Warhol escrita por Bob Colacello que se ha terminado de leer, y le he estado contando sobre el libro que me estoy leyendo yo.


Primero fueron las citas y reseñas en Vanity Fair, luego uno de los libros más interesantes que he leído últimamente: Rebelarse vende, (que me llevó a otro libro que tiene 100 años, pero leerlo es muy divertido porque explica muchas de las cosas más de moda en la sociedad actual: Teoría de la clase ociosa, de Thorstein Veblen); en el primero también lo citaban, así que , en mi racha de libros sobre sociología del siglo XXI, me estoy leyendo el no va más: The Rise of the Creative Class de Richard Florida.
El ensayo, que se ciñe a los Estados Unidos, establece que las actividades económicas relacionadas con la creatividad humana constituyen el 50% del PIB frente a sectores en decadencia, como la industria, o los servicios . Los trabajadores que viven de dicha creatividad : artistas, diseñadores, escritores, desarrolladores de software, directivos y consultores de empresa, etc…constituyen por tanto la nueva clase social dominante, la clase que vive de su creatividad, la clase creativa.
El libro pasa entonces a analizar cómo el liderazgo de ésta clase social ha extendido sus usos y costumbres al resto de la sociedad, cambiando la forma como entendemos el entorno laboral, dónde elegimos vivir, cómo son las relaciones humanas, qué marca ,tendencias, cómo usamos el ocio, y una de los aspectos más reveladores del libro: qué hace de una ciudad un centro de atracción de creativos. En ese tema lees unas cosas muy curiosas: las ciudades más activas económicamente ( siempre en los estados Unidos, recuerda), son los que tiene una mayor proporción de clase creativa; y los factores que hacen una ciudad atractiva para la clase creativa son, por ejemplo, el índice de tolerancia social, el índice gay ( mayor población homosexual, más atractivo para la clase creativa, más pujanza económica de la región), el grado de diversidad racial, el dinamismo cultural ( pero no de la alta cultura,sino de la cultura popular: clubes, salas de conciertos, galerías de arte, restaurantes modernikis, etc…) son cosas que intuyes, pero es mucho más interesante leerlas estructuradas, con causas, efectos, y estadísticas.
En el libro también se analiza cómo ha cambiado la oficina, cómo la forma de “trabajar” de los artistas, con horarios flexibles y la necesidad de una motivación creativa más allá del dinero, o la informalidad en la forma de vestir se han convertido en alicientes que las empresas punteras deben ofrecer a sus trabajadores para mantenerse entre las preferidas de los cerebros creativos a la hora de elegir un oferta laboral.
El cambio de paradigma propiciado por el avenimiento de la nueva economía creativa ha afectado a todos los aspectos de nuestra vida, y en el libro también se explora cómo ha afectado a las relaciones personales, a la imagen que queremos crear de nosotros mismos,a las actividades de ocio o a cómo nos gastamos el dinero.
Por supuesto, hay muchas cosas que te lees con una ceja levantada…A veces peca de un excesivo entusiasmo, y parece que te está contando un mundo feliz; o glamouriza demasiado aspectos cool de la nueva economía, o generaliza demasiado.

Pero, considerando que en realidad nadie sabe con certeza lo que está pasando ahora mismo en el mundo en esta era del advenimiento del pod y del final de los combustibles fósiles, el libro es muy inteligente, bastante divertido de leer ( aunque a veces se pone coñazo con las tablas y los términos empresariales) y me he visto reflejado en muchísimos detalles definitorios de mis gustos, de mis aspiraciones profesionales, o de mi entorno social. Es muy recomendable, y me ha dado muy buenos momentos.
El último, ayer.
Iba en el metro leyéndolo, y unos ojos verdes de escándalo aparecieron por detrás de la cubierta. Un chico me sonrió y, en inglés con acento americano me dijo que le parecía un título interesante. Yo le contesté que el libro estaba muy bien, le expliqué un poco de qué va, y le di los datos, autor y eso. Me preguntó que dónde era, y pareció sorprenderle que le dijera que de aquí. Demasido pronto llegó su parada, me agradeció la charla, y se despidió con una sonrisa. Cuando se bajó, mientras caminaba por el andén sus labios iban articulando el título y el autor, supongo que para no olvidarse.

En un apéndice del libro, cuenta que entre el 30 de abril y el 2 de mayo del 2003 se reunieron en Memphis 100 miembros seleccionados de la Clase Creativa de norteamérica. Elaboraron un manifiesto para que sus comunidades potenciaran su competitividad en la nueva economía. Uno de los principios recomendados es invertir en el ecosistema creativo: potenciar la escena de clubes, la vida nocturna, la música y las artes. Así que en un rato me voy a la fiesta de La Prohibida sabiendo que estoy ayudando a dinamizar la economía de mi país.
Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo…