sábado, julio 30, 2005

Tokio 3: Comprando como niños

El martes era el día del concierto, y Nacho y Olvido tenían que irse pronto a la prueba de sonido. Desayunamos y decidimos pasearnos hasta Omote-sando, la Killer Street, como le llaman allí, donde están todas las tiendas de súpermarcas, y está bastante cerca del hotel.

De camino entramos en una tienda de juguetes enorme, que se llama Kiddy Play. Nacho y JC ya estuvieron otro día, y nos prepararon. Pero cuando entramos, nos volvimos locos. Empezamos a arramblar con muñequitos para colgar de los móviles- allí todo el mundo cuelga cosas de los móviles- y a analizar los personajes más de moda allí. Mis favoritos son dos seres que se llaman You Win, You Lose. You Win es rosa y se ríe, y You Lose es su hermano gemelo, pero es negro y está triste. Me compré muñequitos, claro. También es muy famoso el señor nabo ( lo juro), que es un nabo con cara y bracitos, que hace cosas tradicionales japonesas, como comer sushi, o abanicarse. En Japón puedes ir con un abanicándote por la calle sin parecer una mariconzuela.

Las tiendas de juguetes son muy extrañas, porque muchos conceptos infantiles de allí nos resultaban muy extraños. Les encantan los muñecos disfrazados de otros muñecos, como perros disfrazados de dinosaurios. Por supuesto, Hello Kitty es la reina ( Olvido dice que dentro de 5000 años los arqueólogos considerarán a Hello Kitty la deidad contemporánea más importante, por el número de iconos en las excavaciones), pero en cambio allí las Súper Nenas están olvidadas, relegadas a un rincón de una planta. Estuve a punto de comprarme un peluche gigante de una de ellas, con la cabeza del tamaño de dos sandías, que te podías colgar del cuello, y ponérmelo para el Plan Travesti.Les encantan los monstruos, y allí siguen siendo súper famosos Lilo & Stitch, y los Gremlins. No olvidan Nightmare Before Christmas, puedes comprar lo que quieras de Miyazaki ( nos compramos colgantes para el móvil del mono Amedio y de Clara súper contenta a pesar de ser inválida) También venden muchas cosas de Playboy, para las niñas ( ¿?), y de música de fondo, Iron Maiden


Después de comprar los artistas se fueron a probar sonido, y las petardas nos quedamos, a ver tiendas. Fuimos a Takeshita dori, una calle peatonal muy estrecha y abarrotada de comercios de ropa, accesorios, zapatillas... como un cruce entre Camden y Carnaby Street. Allí nos dispersamos hasta la hora de comer. Me compré unas zapatillas Converse ( lo que más he comprado han sido zapatillas) porque están a mitad de precio que en España, y tiene modelos chulísmos. Las que me llevé tienen estampada la bandera del Reino Unido, y la goma negra. También me compré una bolsa de mano estilo tote bag, de llevar colgada del hombro. Allí casi nadie lleva bandoleras, todos llevan bolso colgado del hombro. Me encanta porque en realidad no deja de ser como un bolso de playa de señora, peor en moderno. Ah, y unas gafas de sol para cuando no hace sol, pero el resol entre las nubes molesta. La idea es total, de puro tonta, porque en realidad no sirve para nada, pero mucha gente las lleva.
Mario y Juan Pedro se compraron sendas cazadoras de cuero rosa que van a ser la bomba en Madrid. Marta, siempre tan precisa y ordenada, hizo listas de lo que quería, para pasar luego.

Comimos en un restaurante japonés delicioso en una 7 planta. Nos gustó, y otro día repetimos. Digo yo que nos calaron porque la segunda vez pusieron todo el rato música de Bisbal. Allí en todas partes siempre hay música de fondo.
Por la tarde Edu y yo fuimos al ver el parque Yoyogi ( nada que ver con el oso), y dentro, el Templo Imperial de Meiji. Es un contraste brutal salir de esas calles abarrotadas y ultra consumistas, dar dos pasos y adentrarte en un parque gigante donde sólo se oyen cuervos. En Tokio no hay palomas ( según Mario, eso es una condición necesaria para considerarse primer mundo. La otra, es que la gente tenga mucho pómulo), pero sí muchos cuervos. Creo que a Arakis le encantaría.