miércoles, julio 13, 2005

Dos libros

Llevo dos días peleándome por conseguir una miserable impresora en el trabajo, sede de una pudiente productora. Además, determinados encargos de material se bloquean por contra órdenes cruzadas, o decisiones arbitrarias de mezquinos burócratas.Además estoy aniamndo mi primer plano de la películas, y eso siempre es comoun parto. Además estoy barruntando un problema de egos que puede acabar aflorando, y lo peor es que uno es el mío. Creo que la mejor manera es dejar que se desactive solo. En unas semanas las circunstancias serán diferentes, y (quizá) todo resuelto.Aunque quizá sea todo fruto de los primero estresses de la película...
Si tan sólo pudiera conseguir que todos estos pensamientos desparecieran cuando salgo del trabajo...Así que voy a hablar de temas tangenciales .

Este domingo me voy de vacaciones. Una semana a Tokio, con Fangoria y demás. Ellos van para tocar allí, por eso de los actos paralelos a la exposición universal de Aichi, y ya que están, alargan un poco más, y vacaciones. Los demás, nos hermos ido apuntando sólo por eso: vacaciones. Aunque me muero de curiosidad por ver un concierto de Fangoria con público japonés. Como sean todos como los Polysics, esto va a ser un escándalo. Bueno, también me muero por ver a Topacio Fresh en Asia. Intentaré llevar el diario al día, aunque sea en papel ( me imagino intentando actualizar en un cibercafé de Tokio, usando un teclado con ideogramas), para no olvidarme de nada.

El otro día, en el Mercat de Sant Antoni, me compre una guía de japones de esas que no te explican nada, sólo te dan montones de frases syupuestamente útiles, y hala. Lo que haces cuando te contestan no te lo explican.
De todas maneras sólo me costó cinco euritos, y es una risa. El libro parece editado en los años 50, porque te aprovisona de un montón de palabras inútiles, como el fogonero de una locomotora ( kafu), o callos (Ibukuro no kinomi), que por supuesto, es lo que vas a pedir en el restaurante.
Ojeándolo, te das cuenta de que pasa un poco como en Lost in translation, que para decir algo muy corto en español, usas cincuenta palabras en japones.
Mis frases favoritas son:
Yorosikereba denki wo kesi-masyou ( Si usted quiere podemos apagar la luz)
y
Kono haru ryûkou siteiru moderu wo mitai to omoimasu ( Quiero ver los modelos que se llevan esta primavera)
Una cosa que me encanta del japonés es que, según este manual berlanguiano, el idioma sólo tiene un tiempo verbal para el pasado, y uno sólo para el presente y el futuro. O sea, que no hay futuro. Puesto que la estructura del idioma siempre refleja la estructura de la mente de la gente que lo habla, resulta una cosa muy curiosa

También me estoy leyendo estos días un libro que me está fascinando, aunque no esté de acuerdo con algunas cosas de las que dice. Se llama Rebelarse vende. El negocio de la contracultura, de Joseph Heath y Andrew Potter. es una crítica feroz y bastante inteligente a los movimientos contraculturales surgidos desde los 60 hasta nuestros días. A Naomi Klein al pone a caldo, así como a los que critican el consumismo por motivos que, si rascas un poco, son totalmente autocomplacientes y snob. Vamos, un libro que te deja ser fan rendido del Starbucks sin tener sentimiento de culpa desde que leiste No Logo, y te hace sentir bien yendo a comprar los modelos que se llevan esta primavera.
Habiendo sido estudiante de físicas, miembro de cineclubs, militante de la Plataforma Cultura Contra la Guerra, trabajador en un entorno artístico, y eterno aspirante a Bobo, me he encontrado con bastantes actitudes de las que critica el libro, por no decir que me he visto reflejado en algunos de los tipos sociales que analiza ; y es muy estimulante leer opiniones que puedes haber tenido, o conclusiones que has intuido a veces, plasmadas de una manera tan inteligente y documentada. Además, todo el libro está impregnado de un sentido del humor muy sanote, y hasta le dan su cañita a Michael Moore, que ya le vale.