domingo, julio 10, 2005

J´ai baisé mon amour

Odio las entradas semanales. Las odio; me quedan enormes...y cada domingo m descubro haciéndolas...

Independence Day
El sábado pasado, antes de la manifestación del Orgullo, me caí en la calle. Algún hijoputa tiró un flyer al suelo en vez de a la papelera, lo pisé y resbalé limpiamente, ambos pies en el aire, y paré el golpe con la palma de la mano plana, y el brazo totalmente recto contra el suelo. El mundo se paró por unos segundos, las paloma sen vuelo, el ruido de las obras detenido, porque pensé que me había hecho daño en la muñeca, y no podría dibujar. Si eres director de animación freelance y te quedas sin poder dibujar por un par de meses, adiós al cargo, y adiós al sueldo. Por no confesar que si me quedo dos meses sin dibujar me vuelvo loco, simplemente.

Al rato comprobé que me dolía, pero no tanto como una rotura, y que el impacto pasó de la muñeca al cúbito y al radio, y afectó seriamente al codo. Me dolía, pero estaba aliviado. Fíjate lo acojonado que estaba que me caí en plena Gran Vía, frente a H&M, y ni siquiera recuerdo haber tenido sensación de ridículo, que es decir mucho.
Así que me pasé la manifestación acunándome el codo, y sin moverlo mucho. Edu y yo quedamos con Nacho, JC y su tía Vicenta. Luego vino Pablo Sycet, y le encargó a ella que repartiera octavillas de los discos de La prohibida y Roberta. Vicenta es ideal apar estas cosas, porque no acepta un NO por respuesta, y la gente aceptaba los papelitos, por interés o por miedo a un palizón. En las escaleras del Palacio de Comunicaciones nos encontramos con Pilar y Pelayo ( que perdimos atraídos por una cosa horrorosa que se llama batucada), y con Jorge, Santi ,JoseC ( estuvimos haciendo fotos con el ciervo Topacio para el fotolog del pollo Manolo, ( y me sentí parte de algo superimportante, porque soy fan fatal de ese fotolog), y luego nos fuimos a ver al resto de la gente a la carroza del Shangay.

Ahí arriba pinchaba Mario, Olvido bailaba con las Nancys, Topacio se contorneaba…Por un momento ( bueno, varios, me apeteció subir, pero estaba más lleno el techo de ese autobús que la calle, así que no. Les acompañamos desde abajo, y subimos medio caminando, medio bailando ( bueno, Javi -que apareció al poco rato, y yo, los demás sólo caminando). Nacho ondeaba una pancarta contra el PP, que cogió de por ahí. Me confesó que desde pequeño quería hacer eso, pero que ahora se sentía como cuando Patsy, en AbFab, tuvo su fiebre reivindicativa: igual de falsa. Eso sí, nos reímos mucho.
Cuando pasamos por las calles del barrio de Salamanca nos entretuvimos en los escaparates, y hablamos con unas viejecitas socialistas muy simpáticas. Lo último que me esperaba. Yo, y Esperanza Aguirre, supongo.

Después de la mani, estuvimos escuchando un manifiesto pelín triunfalista ( estamos tomando la calle Génovaaaaaaa!!!!!!!!-gritaban mientras unos cuantos subíamos por allí), y cantaron A quién le importa. Miré de reojo a Nacho, y le pregunté si él cobraba por esto. Se le escapó la risa maliciosa de cuando le hago esa pregunta, y dijo que no lo sabía.
De allí fuimos a casa de Mario y Olvido, que acababan de llegar de todo el jaleo, y nos fuimos al Rockódromo, con las Nancys. En los camerinos esperábamos gran catering y cervezas, porque nadie había cenado, pero no había nada, así que cada uno se entretuvo como pudo hasta que llegaron. Las Nancys empezaron a pelearse como gatas, que les encanta, Olvido puso los pies en agua porque no podía más, y Nacho empezó a chinchar por los camerinos diciendo que en el suyo sí había catering y todo el alcohol que quisieras. Y era mentira, claro.
Hasta que llegó Cancho, lo organizó todo, y luego llegaron las cocodrilos, y todo se volvió loco. Anoche volví a ver Showgirls, y me reía yo solo en la escena de los camerinos del stardust antes de la actuación, porque era muy parecido a lo del otro día: las nancys peleándose por el maquillaje, el caos alrededor, gente cambiándose, y hasta los monos con tutú que se escapan tenían el mismo efecto que tienen Topacio y Malibú cuando entran en la habitación. Volvieron loco a todo el mundo. Al principio el humor estaba bajo, sin catering y cansados de todo el día. Y llegaron ellas y eso era la revolución argentina. Corriendo semidesnudas por los pasillos para celebrar que retrasaban la regleta una hora, esperando que llenara más la gente, y así todos iban a tener más público, intentando fisgonear en los camerinos de Malena Gracia, o bailando regetón (“una libra de cadera no es cadera…..dos libras de cadera no es caderaaaa…tú la tienes grande tú te ves bien buena…bien bien buena tú te ves bien buenaaaaaa”)

Así que en el momento de salir, las Nancys estaban muy muy arriba, e hicieron un gran concierto, creciéndose cada vez más, con cada concierto. Era una lástima pensar que sólo tocaron una media hora, y que era el último…hasta que me enteré de que quizás no… mmmmm
Luego llegó el nuevo concierto de Fangoria, que todavía no había podido ver. Y nos lo pasamos en grande, saltando en el foso, gritándole “ chulaaaaaaa” a la Alaska, intentando hacer reír a Nacho, jaleando a las travestis…Así acabé al día siguiente, afónico. Bailamos muchísimo, porque todo el concierto es un medley de jits, con bases de los Chemical Brothers, y Technotronic y cosas así, de esas que te van directos a la yugular, y no puedes dejar de moverte. Al final, A Quién le Importa, y nos subimos todos a bailar. Yo estaba muerto de vergüenza, delante de tanta gente, peor como subí con mi profesora de yoga, pues nada, que nos fuimos delante de Nacho, a que se le escapara la risa.

Después de los conciertos bailé un rato, estuve con Cayetana un poquito, menos de lo que hubiera querido, ya nos veremos en Irán un día de éstos, y me reecontré con Fran y Paul, que hacía tiempo que no les veía.
Luego supe que todo el mundo continuó, de una manera u otra, pero yo me fui a casa, que estaba agotado, que ni todas las drogas de Nueva York me hubieran quitado el cansancio. Y además me dolía el brazo.

Este amor moderno
Por primera vez, ese día, compaginé mi faceta social con la íntima. Salió bien, creo que esta vez nos puede salir bien. Se lo debo, se lo merece, y esta vez, si no, no nos merecemos ninguno de los dos. Creo, creo, creo….

Lesionado
El domingo dormí hasta muy tarde, practiqué el sexo, y me volví a Barcelona en el primer vuelo no retrasado de los últimos seis. No es por nada, pero los otros fueron Spanair y Air Europa, y éste era de Iberia. Encima, en el más retrasado ( casi dos horas. a última de la noche), se me rompieron los casaacos del ipod. Hazme caso, querida lectora, NUNCA NUNCA te compres los cascos de Logic3 para el ipod, ni aunque fieran los últimos auriculares del mundo. El carrete retráctil que traen para recogerse ( gran idea, dije yo...) se activa sólo, con lo que te estás llevando siempre tirones de orejas; y encima uno de los auriculares se ha muerto en menos de tres meses. Dejar de usarlos ha sido una liberación, si no fuera porque me dejó sin música en la sala de embarque eterna...
El resto de la semana ha sido de recuperación del cansancio, y de bajón por el dolor del brazo. El martes fui al hospital donde trabaja mi hermana. Me colaron delante de un stripper que se había tomado un cóctel de anfetas, coca y alcohol y no se levantaba ( y que tuvo que salir con una sonda colgando de la punta del pito. Vaya sorpresa en las despedidas de soltera! cuando se recuperó dijo que se volvía a casa, en Bulgaria, porque en este país hay mucho dinero, y mucho vicio. En el suyo, como no hay nada, no le queda más remedio que quedarse en casa), y me hicieron una radiografía. Por suerte, todo estaba bien, nada roto, peor una fuerte contusión, que hace que cada día salga dolorido de trabajar, y encima intentando que no se note, para que no afecte a la confianza que me tienen. Así que muchos de estos días he estado un poco autista y taciturno.

Aunque ese día precisamente, saliendo del hospital, me llamó Ernesto, y fuimos a cenar algo rápido al Born. No deja de ser irónico que precisamente él sea ahora una de las personas que me alegran los días. Mira que somos volátiles, las personas. Luego me metí en el cine con mis hermanos, y nos vimos La Guerra de los Mundos, engullendo palomitas. Nos lo pasamos en grande.

Mi Londres
No pensaba que me fuera a afectar tanto, pero lo he sentido (casi) como lo de Madrid. Me he dado cuenta de que son las dos ciudades que más me importan, y las dos atacadas. Ese jueves estuve muy pendiente del móvil, intentando contactar con mis amigos de allí. Especialmente por Paul, que trabaja en la city. Afortunadamente, todos están bien. Precisamente este lunes estuve con él y Nuri, que bajaron a Barcelona con Joseph, su primer hijo. Charlamos de las candidaturas olímpicas, de cómo está la ciudad, de cuáles son los programas que molan ahora en la tele de allí ( sin dudarlo: Little Britain, una nueva serie cómica). Precisamente hablamos de lo que echo de menos al ciudad, y que no me importaría volver, aunque de momento no me puedo quejar de que me salgan proyectos aquí.

Tengo muchas ganas de ir a verlos a todos, a pasar un fin de semana largo allí, de estar un rato en mi Londres, el que me descubrí en los fines de semana enteros en soledad, paseando arriba y abajo, hasta que se hacía de noche, en los montones de librerías de Soho y Charing Cross, donde iba a hacer tiempo saliendo del trabajo, porque no conocía a nadie, desayunando canoli los sábados en Amato, en los teatros del Strand, frente al Ayuntamiento del barrio de Shadwell, donde una placa recuerda a los voluntarios de allí que murieron en la guerra civil española defendiendo la república, en la tienda de Paul Smith en Covent Garden, en el Curzon Soho o el Electric Cinema, en el jardín japonés de Holland Park, en el Nag Nag Nag bailando los miércoles por la noche y volviendo en minicab a casa, o en la Serpentine Gallery donde descubrí a Takashi Murakami, esperando el 10, junto a los callejones tan feos, en King´s Cross, o en el puente frente al National Film Theater, saliendo de ver alguna peli, de noche, con las luces del parlamento, y la noria, y la gente paseando, contra el viento del Támesis.

Pan con Manteca
El viernes, cuando salí del trabajo a la hora de comer, quedé con David. Había venido a la feria Bread and Butter, y me pasé a verles. Bueno, me entraron directamente ellos, porque con al disciplina berlinesa era como entrar en la base de Roswell a ver a los marcianos. Te marcaban todo, y si querías acreditación, te tenía que invitar una marca, y tú tenías que llevar facturas para demostrar que habías comprado para ellos. Todo tremendo. Pero bueno, me dejaron un pase y me pasé la tarde con ellos, en el stand. Allí estaban Gorka y Bimba, haciendo de relaciones públicas, saludando a la gente que pasaba, dando tarjetas, todo un poco agotador. A ratos, cuando no visitaba nadie, nos sentábamos a ver pasar a las modernas, a comentar el stand de al lado, que era todo de pedrerías imposibles, y lo llevaban tres que eran como las mellizas de Julio Iglesias. Era todo súper barroco. Vamos, que si viene Arakis lo compra todo, lo moja en tinte negro ala de cuervo, y a lucirlo.

Parecía todo muy glamoroso, pero la verdad es que tanta modernidad, tanto urban outfit y que no deja de ser una feria donde vas a hacer contactos, y a vender o intentarlo, pues como que agota, y los pobres sólo querían que irse.

Yo me di una vuelta, pero me mareé, tanta ropa expuesta, y tanta marca, y en hangares tan grandes. La verdad es que fue muy interesante ver una cosa así desde dentro, las cosas que decían los potenciales clientes, la decoración de los stands, las pintas de algunas…

Por la noche quedé con Gerard para ir a la fiesta de Pepe Jeans, y fue un poco lo peor. Supongo que los guiris van a Barcelona y deben alucinar con la marcha mediterránea, pero nosotros estábamos un poco aburridos, tanta pose, y tanta gente bailando en el sitio, y nadie hablando con nadie. Digo yo que en Madrid hacen algo así y nada más entrar ya te están saludando, todo el mundo se conoce , y te están tirando de la manga para contarte algún cotilleo, y seguro que NO pinchan jaus. Así que nos aprovechamos de la barra libre ( por cierto, durante el día, en la feria, había barras con copas de cava para la gente que estaba allí trabajando…a TRES euros la copa. Barcelona es muuuy fuerte).

De allí nos fuimos al Razzmatazz, porque un grupo de amigos de Gerard, que se llaman Megaafonía presentaban sus canciones. Yo los escuché un día en casa de Gerard, y me encantaron, especialmente uno que se llama Han tapiado la puerta del Razzmatazz con todos dentro y nadiese ha dado cuenta, y en cada estrofa la letra parodia al tipo de gente que hay en cada sala, y la música es un pastiche del tipo de música que suena en cada una. Son muy buenos. Fue un gran éxito, y la gente quería más, así que tuvieron que repetir algunos temas.

Yo me lo pasé muy bien, y saludé a los habituales del pop bar, pero en cuanto acabaron me marché a casa. Esta semana estoy un poco perezoso, con el trabajo, lo del brazo, lo de Londres, así que lo mejor de esa noche fue el trayecto en taxi a casa, con la ventana bajada.

Epílogo
por eso el sábado me lo pasé recluido en casa, leyendo y viendo de nuevo In The Mood For Love y Showgirls, hasta que me quedé dormido en el sofá, y el domingo, después de desayunar, me he paseado por el Mercat de Sant Antoni, comprando libros viejos de Josep Pla y Terenci Moix, y luego he quedado con David y su primo Pablo, para tapear por la Barceloneta. Hoy ha sido un domingo de los que te enamoras, de Barcelona