Si es que lo que yo quiero es hacer bien mi trabajo, coño!!
Qué día más asqueroso...mi gato Pancho me ha despertado antes que el despertador, porque se le ha puesto que me tenía que levantarme, así que se ha puesto a darme cabezazos en la cara. Y justo veinte minutos antes de la hora, con la rabia que da eso.
En el estudio estoy un poco a tope porque el miércoles me voy al estudio de París que va a trabajar con nosotros, y debería tener las hojas de modelo ( una especie de libro de instrucciones sobre cómo dibujar los personajes) acabadas, y no lo tengo, y no me dejan, y debería tener una reunión con los directores para decidir por qué secuencia empiezan a animar, y cómo la enfocamos, y tengo pendientes un poco de análisis personalidad de los protagonistas, y me pilla el toro. En fin...
Encima me he tenido que pelear por el portátil, porque la burócrata de turno decide que el portátil no se puede mover del estudio ( o sea, como si te prohíben usar el móvil caminando), y yo que le digo que si quiere pasamos las animaciones de referencia en París con sombras chinescas. Si es que lo que yo quiero es hacer bien mi trabajo, coño!! No puedo con los cargos intermedios con delirios de grandeza y cero sentido común.
Claro que a la hora de la comida me he puesto a explicar todas las perversiones que he aprendido en la peli de John Waters, justo cuando un súper jefazo de la compañía estaba comiendo en la mesa del al lado. Y eso ya no es un cargo intermedio, me entiendes? El caso es que el susodicho es un poco imbécil, porque se va a comer a la cafetería con todos los curritos, paar hacerse el proletario, digo yo, pero ordena que las camareras le lleven la bandeja a la mesa, mientras todo el mundo la recoge del mostrador. Lo que yo digo: si vas de colega, no hagas esas cosas, gilipollas. Para eso te vas al comedor privado que tienes al lado, que ya es bastante notorio.
Debe ser que pasar de una infancia de penuria a una madurez millonaria te afecta el cerebro, y tienes una compulsión por restregar en la cara de los demás la diferencia de clase. O sea, un capullete ideal para ser blanco de John Waters, que es lo que ha sido involuntariamente: mientras yo iba riéndome del funch ( fucking after lunch), del hombre al que le ponía ir dejando sus heces por todas partes( especialmente dentro de las cisternas, para que la gente nunca descubra de dónde viene el olor), la masturbadora compulsiva con pinta de intelectual judía rollo Susan Sontag, de la hija tetuda Úrsula Ubres, y del chaval que va por ahí lamiendo ruedas de coches...y todos mis compañeros de mesa, con cara de pavor. Lo que yo decía luego, que me podían haber dicho quién era! Qué asco de día.
No se ha arreglado cuando me han intentado convencer de que la venganza de los Sith ( una palabra que me hace pensar en escupitajo) era buena. Llevo ¿cuantos años hace que dura este coñazo?...bueno, los que sean, oyendo lo mismo. Cuando se estreno el primer engendro decían que era buena; cuando decidió tentar a la suerte volviendo a timar a los timados, y estrenó la de los Clones, los frikis me decían que vale, que la primera no era buena, pero que esta sí, y ahora te dicen que vale, que la buena es ésta, que es la "oscura". O sea, que más de lo mismo, me temo.
La mejor crítica la recibí de un compañero de trabajo, que me dijo que la amenaza fantasma no me gustó porque "no la vi en una pantalla lo suficientemente grande "(sic). O sea, que si pones Condemor en IMAX se convierte en Irma la Dulce, no?
Lo peor es que la voy a ir a ver, ni que sea por participar del espíritu de los tiempos...
Y para intentar quitarme la mala leche, me he ido esta noche al gimnasio. Lo que pasa es que ver la sala llena de gente sudando, con Morrissey en el ipod ( mientras me leo el libro repaso toda su discografía), no puedo evitar pensar que todos juntos ofrecemos un cuadro patético.
Debe ser eso, estoy escuchando demasiado a Morrissey. Tiene el efecto colateral de que me apetezca meterte el dedo en el ojo.
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