jueves, marzo 10, 2005

El aviónico

El sábado, al salir de Coppelia, quería marcharme a casa...pero me encontré literalmente de frente con el matrimonio, y al final me arrastraron a con un montón de gente al Heaven, en efecto. Yo me lo pasé muy bien por la compañía, pero el sitio, que no conocía, me pareció bastante sórdido. Así que cuando los demás se apuntaban a un chill out, yo me marché a Vallecas, como a las nueve de la mañana, que ya son horas.
Después de descansar el resto del día, por la noche quedé con Nacho, Roberta y su amigo Gerardo para cenar, y luego nos fuimos para el Plan Travesti benéfico. Ya sé que le prometí a Patata que a las doce a casa, pero como entré pasadas las once y media, al final me alargué un poco. Saludé a Lupe y Josina, a Orlando, a Belén K( que me recriminó, con toda razón, que salía demasiado) y Luís, le confirmé a La Prohibida que había pagado el euro que me convertía en productora ejecutiva del videoclip de Flash, me paseé con Javi y Gerad y pasé buena parte de la noche con Jorge y JoseC, que estaba muy gracioso y muy criticón, y al que hacía mucho que no veía, porque trabaja mucho, como una hormiguita que se mete con las cigarras que acaban en el Heaven. Después de ver a Elektro y a Vivian, me marché, como a la una y media.

En esta semana han acabado por fin las obras de acondicionamiento post-tsunami, así que puedo volver a mi piso. Vittorio y Maribel se libran del plasta que les pierde las llaves, y lleva horarios inversos a los suyos.
También he recibido las mejores noticias laborales: después de meses de incertidumbre, por fin está confirmada la fecha de inicio de mi próxima peli; así que el 31 de marzo abandono los polígonos-mal-rayo-les-parta-que-Dios-les-confunda; he conseguido arañar dos semana s de vacaciones entre un trabajo y el otro, y el 18 de abril estoy instalado en Barcelona. Voy a disfrutar del verano con playa, otra vez.

Como las alegrías tampoco vienen nunca solas, anoche tenía cena en casa de Mario y Olvido, con Marta y Alejo. A él no le conocía personalmente, sólo de verle por la tele. Y fue un súper descubrimiento: además de estar más bueno que le pan Bimbo, tiene una charla muy interesante, y la noche fue de lo más amena. En los aperitivos charlamos de la vida de actor en los Serrano versus la vida de actor de cine de animación, versus el mundo de la industria musical, versus el mundo del arte, que es donde trabaja Marta. También comentamos sobre mi nueva empresa empleadora, que Mario conoce bien ( de hecho ya está planeando coincidir en los fiestones en Cannes, aunque me temo que pasaré bastante tiempo encadenado a mi mesa de dibujo), y sobre el trabajo de doblador para cine de animación, que es lo último que ha hecho Alejo.
Durante la cena nos contó mogollón de cosas que quiere hacer, proyectos de futuro muy interesantes, como de persona muy emprendedora. Para entonces Marta y yo ya nos pegábamos pisotones por debajo de la mesa, para ver quién se lo ligaba, y todos rabiábamos de que tuviera el cuerpo que tiene comiendo lo que le daba la gana.

Después de cenar salió el tema de los aviones, y resulta que el chaval tiene el título de técnico de aviones (que lleva el nombre de aviónico, que suena total ,como a robot), y nos tuvo como una hora embelesados, dando todos los motivos por los que un avión no se puede caer, y contando por qué se caen los que lo hacen. A mí me fascina hablar de accidentes de aviación, aunque Olvido se retorcía de miedo, por la moqueta. También nos contó trucos para que te pasen a primera, o para visitar la cabina de los pilotos. Y nos contó tan bien los que se siente al tirarte en paracaídas, que todos( menos Olvido, claro) nos apuntamos a que nos llevara a volar y tirarnos con él. Para entonces la guerra entre Marta y yo era abierta, y todo el rato como poniendo ojitos, y riéndonos mogollón.

Con tanto carisma, tanta charla y tanta risa, nos dieron las tres de la mañana, y dimos por finalizada la cena. Mientras Mario y Olvido despedían a Alejo en la puerta, Marta y yo intentábamos estrangularnos el uno al otro; yo le lancé uno de los platos de porcelana de la colección que hizo John Waters con muñecas Barbie maquilladas como actrices de sus películas, que tiene colgados de la pared, y ella lo esquivó, saltó hacia mí, me atrapó entre sus piernas e intentó asfixiarme con las bragas que se había quitado hacía un rato, por si acaso. Cuando el chico bajaba por las escaleras, ya estábamos ella y yo a puñetazos y tirándonos de los pelos, y cuando bajaba por la Gran Vía, intenté saltar por el balcón para alcanzarle, pero entre todos me cogieron, me ataron y me tiraron en el sofá, así que tuve que quedarme a dormir allí.

Esta mañana, mientras desayunábamos, hemos estado hablando de libros que tienen en su biblioteca, de los Gore Vidal que ellos se han leído y yo no, de la psicología de Jung, hemos comentado las revistas del corazón, como la boda total de Brigitte Nielsen con un camarero italiano, o el posado ofensivo de una modelo en la zona devastada por el tsunami, que te lo venden de visita humanitaria, y ella con los modelones frente a las ruinas. También Olvido me ha descubierto la obra de Colin Wilson ( creo recordar que se llamaba así), un divulgador del ocultismo, del que Carlos Berlanga, Nacho y ella eran muy fans. He ojeado los libros, y me voy a pedir alguno a amazon, a ver qué tal.

Como a las tantas he saltado, recordando que tenía que ir a trabajar, y he salido pitando para casa a cambiarme. He llegado a los polígonos-mal-rayo-les-parta tardísimo, pero me la suda porque el jefe está de viaje de negocios, y hago lo que me da la gana. Ea, hasta luego