viernes, diciembre 31, 2004

Absolut Vainilla

Aprovecho estos pocos días de vacaciones para hacer cosas que tenía pendientes, y por falta de tiempo no pude hacer en las últimas semanas. Ayer fui a recoger el abrigo y mi cazadora de cuero de la modista. Ambas prendas son fetiches para mi, y me niego a descartarlas ya; la cazadora por la de tiempo que hace que la tengo, y justo ahora se le está poniendo la piel como me gusta, y el abrigo porque hace nada que lo tengo, y me trae buenos recuerdos. Así que mi madre me aconsejó una casa de arreglos, y les he quitado un par de tallas a cada una. Ojalá todos mis gastos tuvieran que ver con la pérdida de peso.

Tengo la muela haciendo de las suyas, y también he ido al dentista. Lo que pasa es que es un poco tremendo lo que me tienen que hacer ( lo más suave, literal del médico " te pelarían la encía como un platanito...es un reto...o, claro, te la puedes sacar y meter un perno..."), así que me sacó una radiografía, me recetó unos antibióticos y analgésicos, y prefirió que decidiera mi dentista habitual en Madrid. A mi, palabrita del niño jesús, el dentista no me da nada de miedo, como si me quieren pelar la encía como un platanito, a mi nunca me ha hecho daño; lo que me aterroriza es la factura.

El miércoles por la tarde pasé a ver a Marc y Alexis , dos viejos compañeros de profesión, por el estudio que tienen alquilado en Gràcia. Allí ellos hacen trabajos de animación, dibujan tebeos, entintan, dan color...estuvimos charlando sobre la posibilidad de que me dedicara al cómic, dibujando desde aquí y publicando en Francia, que es el único país de Europa donde se puede vivir de eso. La idea me atraía, pero me tengo que ver al final de mi carrera de animador para tomar ese rumbo; es imposible compaginarlo, con la cantidad de trabajo que tengo, y además, a mi la animación me tiene enganchadísimo. Pero sería divertido, para variar, trabajar en tu casa, con tus horarios, y en una forma de arte más autosuficiente; no tener que estar pendiente de que cierren el presupuesto ( de bastantes millones de euros), de juntar un buen equipo, de poderte responsabilizar sólo de una pequeña parte del resultado final... Aunque me conozco, y entonces echaría de menos el jaleo de los estudios, tus dibujos moviéndose en la pantalla gigante. Siempre queremos lo que no tenemos.
Acabamos la tarde en un bar al mejor estilo Sex and the City, tres personas de variadas opciones sexuales: una con una buena relación de muchos años, otra con miles de relaciones, la más larga de seis meses, y otra...bueno, otra. Y charlando de la vida, de las parejas, de los miedos, de hacerse mayor...Todo como muy trascendente, pero con tres cervezas ya era más petardo . Lo malo es que el bar era taaaaaan Barcelona, todo tan trendy que tenías que pagar por las olivas que acompañaban las cervezas. Vale que queda más Manhattan, pero nada como las tascas de mi Madrid

Ayer tuve una reunión sobre mi futuro inmediato que me atrevo a calificar de fructífera, pero en el show business no digas que tienes nada hasta que no esté firmado del todo.
Por la tarde me pasé por el centro para algunas compras, y quedé con Álvaro y Virgili y dos amigas suyas para unas cañas. Acabamos cenando en un kebab buenísimo de la rambla del Raval. Me encantó que me descubrieran un sitio fantástico en esta ciudad para tomas kebabs, porque siempre estoy echando de menos los de Lavapiés.
Luego había quedado en uno de mis bares favoritos de Barcelona, el Sweet Café, con Gerard. El anfirión, Souvenir DJ, nos trató fenomenal. Nos incitó-perdón, invitó- a copas ( incluso, bajo barra, al nuevo Absolut Vainilla, delicioso con Coca Cola), y echamos la noche de charloteo, cotejando cotilleos entre Madrid y Barcelona, y riéndonos mucho.Convencimos a un extraño muy amable para que usara su cámara con nosotros, y pudiéramos tener una foto de recuerdo. Al final el local se animó mucho ( sobre todo cuando vi pasar del brazo de otro hombre a uno de los chicos presentes en la reunión de trabajo de la mañana, ja ja ja!!!), y cuando nos dimos cuenta, ya estaban cerrando. Así da gusto pasar las veladas.

Supongo que es inevitable en estas fechas sopesar un poco el año. Me podría complicar muchísimo, con ese estilo mío entre críptico y adolescente, pero pienso que al final de los meses, esta noche nos sentamos a la mesa los mismos que el año anterior. No todos los que quiero podrán decir eso esta noche; pienso que soy afortunado. Eso hace que el balance sea positivo, lo demás es...lo demás.

Querida lectora, cuida tu karma, y feliz año dos mil cinco. Te lo escribo con letras para que rimes, claro.