domingo, enero 16, 2005

Armas de destrucción masiva

El viernes en los polígonos fue un día de recuperación de iconos del pop universal. Como me queda UN plano de baile que animar, y debe hacer algunos pasos espectaculares de coreografía, decidí darle un toque breaker, y a la vez timberlakeano, que es lo que quieren... así que me descargué un par de vídeos de Michael Jackson, para sacar ideas. Al fin y al cabo, Justin le copia todo. Me bajé Thriller, Smooth Criminal y Bad, y los estuve viendo. Qué total era Jacko. Desde qué alto ha caído. En aquellos años era la persona más cool del planeta, y era contemporáneo hasta la médula. Él era el espíritu de su época.
Recordaba el miedo que me dio Thriller cuando lo estrenaron en la tele, en navidad. Se grabaron en mi retina las imágenes del zombi con la cosa negraen la boca, babeando, y la voz de Vincent Price. Creo que eso, junto con algunos especiales de Martes y 13, y la primera vez que te enseñan que las malas de V son lagartos y se comen una rata son momentos inmortales de mi educación televisiva.

Una gozada de mañana, y doble, si recordaba que encima me estaban pagando.

Por la tarde me trajeron los muebles de la cocina. Los descargó una persona solamente, porque su compañero estaba enfermo. Mientras vigilaba que la furgoneta no entorpeciera excesivamente el tráfico subía los tablones y hasta los electrodomésticos él sólo. Le dí mogollón de propina, al pobre, diciéndole que le pagaran lo que le pagaran era poco. Lo más raro es que era pequeñito, muy poquita cosa, y se metía debajo del frigorífico, ¡y lo levantaba!, como la hormiga atómica.

Por la noche quedé con Javi, Miguel y Bárbara para ver El Aviador. Me moría por verla, y no me defraudó. Me tragué las dos horas 40 con los ojos como platos, disfrutando de la manera maravillosa que tiene Scorsese de rodar ( por cierto, él hizo el vídeo de Bad!), el ritmo, la historia y los actores. A mí DiCaprio me parece muy buen actor, lo que pasa es que además le gusta a muchas adolescentes, y eso como que no es serio. Además, qué pasa, a mí Titanic me encanta!! Lo mejor de la peli es Cate Blanchett haciendo de Katherine Hepburn. Es de no dar crédito: los gestos, la voz, la actitud... Aparte, si eres un poco mitómano, te pone la piel de gallina ver una peli donde sale todo el Hollywood clásico.

A la salida nos fuimos a tomar algo con Dan, Mariano y Amaya, que estaban con muchos amigos suyos americanos, y hablamos de la peli, de DiCaprio-que a todos les caía fatal-, y de lo chulo que es A Queer Eye For The Straight Guy y lo pésimo que es El Equipo G. Yo no quería salir, pero la conversación fue tan animada, y me lo estaba pasando tan bien,y todos insistieron tanto ( yo no quería,lo juro) que nos liamos la manta a la cabeza y acabamos en un taxi
( conversación sobre las drogas con la taxista:

-Tú crees que si me tomara una raya me ayudaría?
-No, porque te desinhibirías, y con la de gente que se te sube al taxi, acabarías haciendo cualquier locura.
-Y los porros qué te hacen?
-Pues darte sueño, y trabajando de noche, ya me dirás
-La gente está loca. Es que se drogan mucho. Mírales ( mirando por la ventanilla).La gente se droga mucho. Esos dos son novios y se están peleando...
...y si me tomo una raya se me pasarían los dolores de cabeza?
-Deje, mujer, que las drogas son muy malas. No se meta nada, que es mejor.
-Muchas gracias. Tenía mucha curiosidad. Son 4 euros

representa, querida lectora, este pequeño extracto poniendo la cara de una de las hermanas Izquierdo de Puerto Hurraco a la taxista, y el surrealismo está servido)
camino del Rubble, donde Roberta trabaja de relaciones públicas.

Dentro estuvimos bailando rollo jaus..tecnojaus... con gente muy moderna de la noche. Nos encontramos con más gente, supongo que porque en el Ocho y Medio no se podría ya ni entrar. Vino Jens con unos amigos, y estaba Eli, y Oscar, que me hizo en vivo una crítica literaria de mi diario, y me lo destrozó. A mí me encantó, sobre todo porque me tachó de frío, que es algo que no me considero en absoluto, y gustaría mucho serlo. O parecerlo, por lo menos.


El sábado quedé a comer con JoseC (antes de que lo encierren en un hangar del aeropuerto John Wayne a probar videojuegos), Jaime y Silja en El Buen Gusto. Orlando vino a los cafés, y a la larguísima sobremesa que siguió. Hablamos de las pelis que habíamos visto, criticamos mogollón el mundo del periodismo, criticamos mogollón el mundo de la publicidad y a las mamarrachas de las directoras creativas de las agencias que usan todo el rato al palabra orgánico para referirse a cualquier cosa que no saben ni ellas, para que luego te manden el trabajo a la mierda por no haber hecho exactamente lo que te estaban pidiendo. Vamos, que con tanto soltar bilis nos lo pasamos fenomenal.

Además, inauguré mi semana de celebraciones de mi cumpleaños, y les invité a comer. Es lo que voy a ir haciendo con gente durante estos días, hasta el finde que viene, que me iré a Barcelona.

La tarde-noche la pasé en casa. Sólo salí a alquilar el último dvd de la 4ª temporada de Sex and the city. Me puse el pijama a las ocho, cerré todas las cerraduras de mi puerta para no volver a abrirlas en mucho rato, como haces a última hora de la noche cuando ya te vas a dormir, y puse la colada, planché, cociné, y lloré viendo a Aidan salir de casa de Carrie con todas sus maletas, y a Carrie viviendo otra vez sola en una casa en obras, y Big mudándose a otra ciudad, y dejando cartas de despedida para ser leídas a solas, y me reí a la vez con Miranda a punto de parir y tirándose pedos todo el rato. Yo es que soy muy primario, y me río mogollón con estas cosas. Debía tener la noche rara, porque acabé riendo y llorando a la vez, acurrucado en el sofá, con Pancho enroscado a mi cuello.

Hoy he seguido solo todo el día. Me apetece. Además tengo bastante trabajo, así que me cunde más. He limpiado, he comprado el periódico, y he visto que te viene la Constitución Europea, así que chachi, ya me la puedo leer antes de votar.

También he descargado música, que es algo que todo el mundo hacía, menos yo, y como ya tengo el LSD, puedo hacer. Así que ahora también hablaré mogollón de música, pero como de hace dos años, que todos ya conocían, y les encantaba, y llegaré yo y diré “el último de Outkast es lo más”, y todos pondrán los ojos en blanco. Ahora que lo pienso, ya es lo que me pasaba antes.

Lo malo es que, alegremente, silbando, te bajas algo, lo metes en el ipod, te lo llevas a devolver la peli al dvdclub, y sin previo aviso, en plena Plaza Mayor, escuchas I Eat Dinner, de Rufus Wainwright con Dido, y te deja echo polvo y con ganas de esconderte, porque te parece que está sonando en unos altavoces, y toda la plaza reconoce que están hablando de ti, naturalmente.
Ya sé yo dónde están las armas de destrucción masiva. En estanterías de dvdclubs, o escondidas en el soulseek.