miércoles, octubre 13, 2004

Mi diario éxtimo

Buufffffffffffffffff...


El miércoles pasado fue el cumpleaños de Ajo, y el regalo me lo hizo ella a mí. Me invitó al Experimenta Club.

Nada más llegar desde los polígonos me fui para la Casa Encendida, donde ella me recibió. me presentó a Julieta, una amiga suya que es cantante, y un encanto.
Bajamos a ver a Nova Huta, un showman con su Casio, como dice el programa, y se encontraron con un amigo suyo, Pablo 1, periodista de El PAÍS . Me lo pasé muy bien, me gustó mucho, especialmente la última canción, que cantó con en brasileño( existen versiones en alemán e inglés), a petición de Ajo, que la coreó saltando como una posesa por entre la gente de la sala, mientras Julieta y yo la mirábamos sin dar mucho crédito.

La canción es muy graciosa,con un ritmo muy alegre; dice algo así como “seca tus lágrimas, cuando lloras delante mío por otra persona me tengo que ir”, era toda como absurda, pero te reías.


Luego nos fuimos a ver a Jason Forrest. Por lo visto él se quería llamar Donna Summer, pero no le dejaron, y se llamó así, con contrabarra: Jason Forrest/Donna Summer. Es un norteamericano loco, con su portátil, que hace música que a veces es muy chula, y a ratos un dolor de cabeza. Si supiera de música, te diría que era como jungle, o click and cut, o apropiacionismo, pero como no sé, pues era chunda chunda. :P Yo pensaba que con ese nombre iba a sonar un poco más gracioso, y me gustó, pero un ratito, vale.

Me encontré con un antiguo vecino, Pablo 2. Los dos vivíamos en el mismo inmueble, en Lavapiés, justo encima de la plaza donde se juntaba la banda del pegamento. Puede parecer muy Bronx, pero me lo pasé genial en ese piso. La última vez que le vi fue en una fiesta que organizó la vecina de abajo, poco antes de irme yo a Londres. Esa noche la fiesta se extendió por todo el edificio, por todos los pisos, porque todos los vecinos éramos amigos, y vino tanta gente, que acabó como aquella peli de Roger Corman que hay gente de fiesta por todas las habitaciones. Pero sin los colores de los 60, claro.


Después de los conciertos, cené un kebab con Pablo 1, que además es vecino; charlamos de nuestros respectivos trabajos y demás temas variados, y nos pasamos un rato por Chicote, donde Ajo pinchaba para celebrar su cumple. Allí me encontré con Ricardo, Gema, Julieta y demás amigos, y compartimos un rato muy agradable con unas cervecitas. Me pareció curiosa la conversación entre Nacho Mastretta y Ricardo sobre la técnica de hacer letras de canciones.
Luego me encontré con Vampirella, y estuvimos un buen rato charlando, como siempre de temas bizarros: mafiosos rusos, la vida durante todo el año en Torremolinos, donde vive su madre, que nada en la misma piscina donde se entrena una nadadora olímpica de no sé dónde, que compite por España, de Jess Franco, su corto( de ella), con el que se iba al festival de San Francisco.

Pensando que ya había vuelto a pasarme de la hora prevista para ir a la cama, me marché compartiendo taxi, y tampoco muy tarde.

Una de las mejores cosas que recuerdo de esa noche, por irónico que parezca, surgió de un tema bastante triste. Cuando me encontré con Ajo, me preguntó por mis problemas cardiovasculares. Le dije que bueno, al menos en alguna cosa había tomado una decisión. Había decidido terminar con mi relación actual. Ajo me miró, con esos ojos enormes que tiene ella, y sólo dijo “ Ya”. Les comenté que, al haber estado viviendo juntos, el trago de recoger tus cosas, empaquetarlas y marcharte es tremendo, “como un divorcio”, dije. Julieta me sonrió, “yo también me acabo de divorciar”, dijo con su acento mejicano más dulce, y guiñándome un ojo sacó una mini botella de whisky del bolso. Creo que ahí me enamoré un poco de ella.

Cuando, más tarde, Gema, nuestra amiga común, nos intentó presentar en Chicote, descubrió que ya nos conocíamos, y se sorprendió gratamente al vernos tan cómplices.


Mi decisión la tomé hace un mes. No está siendo el mes más fácil de mi vida, que digamos, y no sólo por eso.

No sé si debería hacer esta obscena muestra de exhibicionismo. Siempre he dicho que ésto era un diario éxtimo; pero coño, creo que está siendo el año más íntimo que recuerdo.