viernes, agosto 20, 2004

Corcega II: gana Blanche

El lunes fue un dia de exploracion de los alrededores de Ajaccio. Cogimos el coche, y por la manyana nos fuimos a banyar a un aplaya cercana. Habria como ...4 personas? y el agua era totalmente cristalina. Estuve haciendo submarinismo, pero a lo tonto, con unas gafas, un tubo y unas aletas. Lo que mas me choco es que los peces, en vez de huir, se me acercaban. Por mucho que yo me creyera Cousteau en las galapagos, sospecho que los peces de Corcega estan tan acostumbrados a los turistas que vienen como las palomas.
Despues comimos en un restaurante de carretera. Menu del dia: huevos minosa, que es la version gala de los huevos rellenos, y un rostit de cerdo, con guisantes; de postre, quesos de la isla con mermelada de higos. Todo super dieta... pero bueno, como me dice mi amiga Lydya, recien llegada de sus vacaciones en Marbella, las dos unicas epocas del anyo donde es justo y necesario saltarse la dieta son las navidades, y las vacaciones de verano. Si ella lo dice, con el mundo que tiene, pues yo le hago caso.

Por segunda vez en menos de 48 horas, la maitre era una mujer muy entrada en anyos, con el pelo tenyido y muy cardado, y la cara super hecha, ojos muy pintados y labios encharcados en brillo, como dice siempre Roberta. Suelen ir vestidas como para poner copas, pero viene y te toman la nota; la primera, fue la del restaurante en Niza, que ademas llevaba pendientones de Chanel, y tejano negro tachonado de lentejuelas; la del restaurante de carretera corsa solo parecia la madame de un puticlub de provincias: rubia platino con raices negras, falda de volantes de gasa negra, un anillo por falange, tres collares superpuestos, y 70 anyos. Es como si Patsy y Edina, cuando ya fueran mucho mas viejas, se retiraran a servir mesas al sur de Francia. No tengo ni idea de donde sale esta tradicion, pero nadie mas parecia extranyarse.

Despues de comer seguimos la ruta, y visitamos un pueblo de montanya con una iglesia muy fea, pero muy bien situada, como al borde de un precipicio que iba a dar al mar. Era todo como de las Alpujarras, pero doblado al frances.

El dia siguiente, martes, fue horroroso. Decidimos visitar el pintoreso pueblo de Bonifaccio, en el extremo sur de la isla; esta situado en lo alto de un istmo rocoso, rodeado de acantilados, y parecia muy prometedor. Solo a 120 kilometros, asi que alegremente nos embutimos los cinco en el coche(solo es un ratito), y silbando nos adentramos en lo que iba a ser un infierno de curvas y carreteras de un carril bordeando montanyas, durante 3 horas y media. Llegamos al maldito pueblo que el interior del coche parecia la final de uno de esos concursos de encerrar a gente y ver como lentamente se van volviendo locos.
Por supuesto, tuvimos que aparcar lejos, porque estaba todo colapsado de coches.

Durante la subida a pie, a pleno sol, hasta el pueblo ese de los malditos, me iba acordando de la punyetera madre de Goethe, de Stendhal, y de todos esos escritores hasta los prerrafaelitas como Ruskin y Pater, que nos metiron en la cabeza esos conceptos tan arbitrarios como:
a) el pasado hay que conservarlo, y
b) alli donde vayas, encuentralo y visitalo, a ser posible maravillado.
Yo no dudo de que en el siglo XVIII sitios como este, o Taormina, debian ser espectaculares, abandonados y super romanticos, pero por su puta culpa ahora son parques tematicos de la postal y el colchon inflable de playa. Eso si, todos nos sentimos super cultos y concienciados, y hecemos fotos en los mismos sitios, previamente indicados en las guias, y soltamos oohhhhs ante las mismas vistas( entre las cabezas de los demas), y los mismos edificios. Yo decia que para eso me quedaba dibujando en el aire acondicionado, pero enseguida me daban coscorrones por acrata y hacerme la rara.
A todo esto, Bonifaccio es precioso, en lo alto de la roca, y con unos acantilados acojonantes de piedra caliza, que parece Cornualles. Enfrente se ve Cerdenya; estuve en una calle donde se encuentran, frente a frente, las casas donde se alojaron, en sus respectivas visitas, Carlos V y Napoleon. La gente interesada por la historia se hacia fotos con la gorra ladeada y una mano en el pecho...

Cuando salimos de la Disneylandia de la Historia decidmos ir a una de las playas, segun la Guia Routard, mas hermosas de la isla... en enero, supongo. Ya se lo que se siente en Benidorm.
Despues de otra temporada en el infierno de las curvas al borde de la montanya, llegamos a casa jurando que no ibamos en coche a ningun sitio mas alla de los 40 kilometros.

El mejor momento del dia me lo dio Gore Vidal, en sus memorias. Cuenta que su amiga, la actriz inglesa Claire Bloom iba a estrenar en Londres Un Tranvia Llamado Deseo, y estaba aterrorizada por el personaje de Blanche Dubois. En una fiesta en la que coincidio con Tennesse Williams, se le acerco para pedirle ayuda. El autor le dijo que le preguntara lo que necesitara. Ella le pregunto que le pasaba a Blanche despues del final, cuando se la llevan al manicomio mientras ella dice, loca perdida, que siempre habia dependido de la bondad de los extranyos.

-Nunca me habian preguntado eso - dice Tennesse Williams. Cierra un momento los ojos, y dice: - Se pasa una temprada en el manicomio; se liga a unos cuantos enfermeros; luego la sueltan y pone una tienda en Paris.

-Entonces, Blanche gana? -pregunta Claire Bloom

-Oh, si -contesta Williams- Blanche gana.