miércoles, julio 07, 2004

El fin de semana del Orgullo( o empiezas en Barcelona, y acabas En plan travesti)

El viernes fue un día bastante agotador en Barcelona, con nervios de hospital y esas cosas, y por la noche estaba tan agotado que me dormí en el sofá, sin poder ir a ver a Souver al sweet, como quería. De todas maneras, al final las cosas salieron como debían, y el sábado por la mañana volví a Madrid.

Quedé en el lateral del Retiro, donde se aparcan las carrozas antes de salir, y allí fui con Edu. Al poco llegaron Nacho, JC , Pablo y Mari. Estuvimos viendo algunas carrozas, y a la gente que pasaba por allí. Junto a la del Shangay estaba Pedro Munster, Juan P, Manolo y demás. Estuve charlando con Pedro M y Alejandro, al que estos días en Barcelona he descubierto en un programa líder de audiencia en una tele local. Allí quedé con Roberta, que se apuntó un rato al recorrido; y poco antes de salir, llegaron Olvido, Mario, La Favorita y Juan Pedro. Subimos Mari y yo un rato a la carroza, cogí una cerveza, saludé a Anthía, La Plástica y Susi Pop, que estaban en la cola, armando jaleo. Cuando se empezó a mover, nos bajamos para ir con Edu, Nacho, JC , Pablo, Roberta, ... que pasaban de carrozas. Estuvimos siguiendo la mani, comentando , caminando,...pero a mí, después de los agobios e la semana en Barcelona, de las angustias superadas, y con el subidón que te dan las cosas cuando salen bien, lo que me pedía el cuerpo era sarao, y como me decía Nacho desde el primer día, acabé volviendo a la carroza. Soy lo peor.

La experiencia mereció la pena. Primero estuve con Susi, Anthía y la Plástica, en la cola, riéndonos de todo, mirando la perspectiva familiar de la Gran Vía desde la puerta de Alcalá, llena de gente. Nos hicimos mogollón de fotos, y nos abanicamos muchísimo, que hacía mucho calor. Apareció Piti, travestido como de Lali Soldevila, y luego La Prohibida, que trabajaba en su habitual reportaje sobre el orgullo, vestida como un cruce entre una muñequita de porcelana y Allison Goldfrapp, toda de tules blancos,con botines y sombrerito con velo.
Luego me pasé a la cabeza del autobús, cuando pincharon Merche, para bailar con Mario. Para entonces, también estaba Silvia Superstar, y nos subimos al poyete, y asomamos la cabeza por encima de la baranda del bus. Y eso sí que fue impactante. Lo primero que ves es la cantidad de gente que hay, las carrozas que van delante tuyo ( estaba la del MITO, con una piscina en el techo, llena de gente que tiraba agua calentorra a la gente, con lo mal que sentaba eso a los peinados), los edificios monumentales vistos desde una altura a la que no estas acostumbrado... Además, como vas al lado de Alaska, ves cómo la gente la adora, y gente de todo tipo: abuelas, guardias civiles, niñas pequeñas, niños grandes, personas con bigote de cualquier orientación sexual....así que era muy gracioso ver a todo el mundo que se giraba, miraban hacia arriba y se volvían locas chillando. Juan Pedro se creía que era por ella, y no le sacamos del equívoco para no amargarle el Orgullo.
Pasando, vimos de lejos a Nacho, con JC, Mari y Edu, y todos le saludamos, gritamos y agitamos los brazos. Nacho movía la cabeza, como pensando: desde luego...qué petardas.
Se puso a pinchar Mario, y mientras enfilamos la Gran Vía, bailamos todos los jits que le pedíamos, y el nos ponía. La vista de esa calle, atestada, con la música rebotando en los edificios, la gente subida a andamios, el sol poniéndose entre las cúpulas, redimió la semana que había pasado.

Al acabar, pasado Callao, hubo gran momento de cruce de carrozas, Shangay versus Zero, y Fran y Paul Van Scherpenzeel y yo nos saludamos de una a otra.
Me fui a cenar con Edu, Nacho, JC, Pablo, su amiga, Mari, su amigo Vicente, y La Plástica, que se vino. Fuimos al restaurante con el camarero más guapo del mundo ( para Nacho, que conste ), y nos saltamos todas las dietas, porque estaba agotado, de tanto reivindicar.

Luego nos fuimos para el Palacio de Vistalegre. El viaje en metro, con la Plástica, fue un poema. Al principio estaba como agobiada de no ir en taxi, pero luego se vio allí dentro, le moló, y empezó a posar por el vagón, mirando su reflejo en las puertas, y diciendo: "me encanta cómo quedo en el metro, me estoy dando mogollón de rollo“ Los demás, nosotros y el resto de usuarios, nos partíamos.

En Vistalegre era tan temprano cuando llegamos, que nos metimos en los camerinos, con los Fangoria y las Nancys Rubias, que estaban atacadas de los nervios, por la que iba a ser su actuación más multitudinaria hasta la fecha. Mario esta tan nervioso, que me dijo: "voy a dejar esto de la música; me está cambiando el carácter, y a mi no me gustan las cosas que me cambian el carácter“. Cómo no vas a querer a alguien que dice esas cosas.
Llegaron Ricardo, con Gema, Rafa Spunky, Chris, Floren, Jesús y Ana, todos los habituales, y los camerinos eran un hervidero: la gente charlaba, se servía copas, se comía le cátering, se maquillaba, entraba, salía... Marta se olvidó las medias y tuvo que ir corriendo a por ellas a casa. Ana maquillaba a Juan Pedro, y la dejaba igualita que a Samantha Foxx...

Sobre la una y media de la mañana salieron las Nancys, y arrasaron. La actuación, de sólo tres canciones ( claro que de momento sólo tienen cuatro) se hizo corta, lo mejor que se puede decir, y a la gente le encantó. Afortunadamente, Mario se olvidó de eso de dejar la música.
Fangoria tocó la modalidad concierto de 40 minutos, toda llena de jits, y con La Disneylandia incluida, que es un jit seguro. Nosotros bailamos mogollón en el albero, levantando polvo, y yendo de un lado a otro para bailar con los amigos, porque estábamos desperdigados por ahí.
Acabaron con A quién le importa, ese momento de cada año que me encanta, porque demuestra que realmente hacen lo que les da la gana, que sólo tocan lo que quieren y cuando quieren; que podrían vivir de rentas del pasado, como tantos grupos de su generación, pero que ellos prefieren vivir de su presente, sin pensar en el dinero que podrían estar dejando de ganar, o en lo que puedan querer los demás.

Después del concierto, nos metimos en los camerinos a acabar con el cátering, y el alcohol. Aparecieron las groupies ( Jone, Jorge, y Álvaro con su invitado desde Barcelona, Virgili) , que siempre acaban agenciándose un pase ( que para eso son groupies ;-P), y Fran y Paul ( que como ahora hay confianza, ya me puedo ahorrar el apellido cada vez), que me enseñó el truco de atarse las zapas como Dios manda. Me salí con ellos a bailar por la plaza de toros, conocí a sus amigos ( los víctors. Hay uno que es como Claudia Schiffer, pero en mujer -que fue una de las mejores frases de la noche-), hicimos mogollón de sala, nos reímos mucho, nos abanicamos todo el rato ( con el abanico del HOT :P), y cotilleamos, claro. Me lo pasé tan bien, que ni me fijé en la pesadez de jaus (como dice Nacho) que estaban pinchando. Cuando el sol ya entraba por las ventanas, me tentaron con seguir en el Space, pero yo decía que me retiraba.
Hasta que me encontré de nuevo con olvido y la panda, y nos volvimos al camerino, que teníamos que recoger las cosas. Lo que pasa es que la Susi se puso a contar chistes, se apuntó Silvia Superstar, siguió La Plástica, y para entonces ya estábamos por los suelos. Así que el ratito se convirtió en horas, hasta que Anthía, Quique, Rodrigo y yo nos subimos a un taxi, hicimos un tour por Madrid en la mañana soleada del domingo post Orgullo ( ese fue el día exacto que yo llegué Madrid, hace 6 años).

Por la tarde, vegeté en el sofá, vi la peli Casi Famosos, charlé con La Prohibida de la fiesta de la casa de campo, charlé con Roberta de la fiesta en Coppelia, y charlé con Arakis sobre sus actividades en Bilbao, y le pasé el informe del fin de semana en Madrid. Con tanto teléfono, salimos pitando Edu y yo, que ya íbamos tarde, y nos fuimos a cenar una ensalada césar al VIPS. Y luego, me pasé por el Plan Travesti extra.

Cuando llegué, pinchaba Juan Flahn versus dj Félix Sabroso, que estaban haciendo arte, desde la cabina. Para ser la primera vez que lo hacía, DJ Sabroso se salió. Queremos más.
Dunia andaba por allí, loquísima esa noche, que me reí mogollón con ella.
Me encontré con Orlando, Tolo, Jaime y Silja, y os fuimos al photocall, a hacernos fotos. El photocall es esa zona donde, antes de entrar en una fiesta, los famosos posan. Pero en el plan son tan devotas de Warhol, que decidieron que todos somos famosos, y el que quisiera se podía poner allí, y Ricardo Casas, fotógrafo buenísimo, te sacaba muchísimas fotos, y muy rápido, rollo famosos de verdad. Fue muy divertido, y claro, somos tan petardas, que repetimos muchas veces, porque nos encantaba.
Glenda me regaló chapas de esa edición. Las voy guardando todas, y, claro, siempre pienso en que cuando sea viejo las veré y me pondré triste. Esas cosas que me empeño en pensar en los momentos más inoportunos.
Roberta iba guapísima,con su jerseicito rosa, sin sujetador ( cosa que dio mucho juego, esa noche), y la Prohibida iba tan cansada, de todo el finde, que se paseaba en chanclas hasta que le tocaba salir al escenario. También estaba M., con su amigo Javi, que siempre viene con un ojo maquillado. Y claro, las habituales: Aviador, Elektro, Skizo, Paco,La Peor, Violeta...
También estaba David, que se bajó desde Londres para pasar el Orgullo en Madrid, que allí es más rollo. Debe ser la única cosa que es mejor en Madrid que en Londres. Stefan no vino porque está de gira. Fue una sorpresa muy agradable, encontrarlo allí, de pronto.
Llegaron Mario, Olvido, Marta, Luis y La Favor, y nos pasamos la noche riéndonos, recordando cosas del finde, tirados por los sofás, viendo las actuaciones, y celebrando el cumple de Mario, que era el lunes, o sea, esa misma madrugada.
Me encantó el rollo macarra de Varón Dandy, especialmente la última canción, con Carles Fatalitat.
Súperafavor de Yogurina Borova paseándose por el local vestida de payasa, me pareció total.
Me lo pasé tan bien, que me quería quedar poco, por el cansancio, y acabé hasta el final. Mejor, porque me permitió ver el saludo histórico de Vivian Caoba. La presentan, y sale ella, tan delicada, al escenario, y sin terciar palabra se embucha el cubata de trago delante del respetable, y cuando acaba les lanza una mirada desafiante, y se coloca junto al resto de los artistas de la noche. Sólo le faltó estrellar el vaso contar el suelo.

Estoy fascinado con esa mujer.