domingo, junio 20, 2004

Dios está en los detalles.

Tal día como hoy, la semana pasada Pastora y yo estábamos a punto de coger el tren en Vitoria, de vuelta a Madrid. Habíamos salido el viernes, a las tres de la tarde. La noche anterior salí a celebrar uno de los aniversarios de boda de Mario y Olvido ( celebran dos cada año). Para la ocasión, habían alquilado una suite en un hotel, donde pasarían todo el fin de semana, y antes usaron uno de los salones, para recibirnos. Yo fui desde yoga con Nacho, y cuando llegamos, allí esperaban Mari, Alejandro, JC, Marta, Ángel, el resto de la familia Vaquerizo, Susi Pop, la Favor, América, Jose Luis y demás. Entraron ellos, y todos aplaudimos. Después pasamos la tarde charlando, bebiendo y tomando canapés de foie, que últimamente, para mi desgracia, no paro de encontrármelos en mi camino. Cuando salimos de allí, nos fuimos a cenar a un asturiano, donde una fan muy maleducada golpeó a Mario en el hombro, a la vez que señalaba a Olvido tendiendo un papel,y decía: que me lo firme. Ella, con sonrisa forzada, lo hizo, mientras Mario se mordía los labios por varios sitios y movía los ojos como Marujita Díaz.

De allí, me fui a ver a los Romería Djs al Tupperware. Allí ví a parte de la afición habitual ( Ro, María, etc...) Estuve un rato, y me marché para casa. Bajaba Fuencarral mirando al suelo, pensando en mis cosas, y me choqué con Juan Flahn y Félix Sabroso, que iban al Oui, a ver a Roberta. Yo me negué, aduciendo que al día siguiente me iba de boda, y tal, pero ellos me levantaron del suelo, cada uno por un brazo, y me llevaron de espaldas. Mantener una conversación mirando en sentidos opuestos es difícil, pero lo conseguimos, y hasta me hicieron reír muchísimo, que dadas las circunstancias, fue un meritazo. Al entrar, nada más verme, Roberta me pinchó la canción que siempre le pido, que ya es nuestra canción, y bailamos fingiendo alegría, como las florecitas a pilas que llevan gafas de sol, y bailan en sus tiestos cuando les pones música.

Llegué tarde a casa, claro, y tuve que hacer la maleta antes de acostarme. Por eso en el viaje a Vitoria dormí todo el camino. Llegamos a las ocho de la tarde, y Peque nos vino a buscar. Dejamos cosas en el hotel, nos cambiamos, y nos fuimos para la sociedad gastronómica, donde íbamos a cenar esa noche el chuletón. Vamos, como la cena de gala de antes de la boda, pero ni polladas de Adriá ni ná: un chuletón vasco y de postre goxúa. Quéééé riiiiico!!!!!
Para entonces llegaron más invitados, desde Barcelona, en coche. David, Míriam, Santi, Marga y su novio Toni, y la hermana de Peque y su marido. Nos lo pasamos muy bien cocinando, poniéndonos todos al día, y comiendo. Se casaban Toni y Soraya. Toni es un antiguo compañero de la carrera, por eso iba a ver a montones de amigos de la uni, que ya no veo tan a menudo como quisiera. Por eso esta boda era especial para mí.
Después de cenar algunos se fueron a tomar la última, pero yo no podía con mi alma, de la noche anterior, y me retiré.

El sábado por la mañana paseamos por Vitoria, nos reunimos con Nofre, otro invitado, pincheamos por el casco antiguo, tomamos txacolí ( se escribe así??), y nos hicimos fotos. Quedamos a comer con Natalia y su novio, que llegaron la noche anterior y no nos vimos. Ella es una de mis mejores amigas de la uni, y hacía meses que no nos veíamos; así que estuvimos en la comida poniéndonos al día. También vinieron los invitados que faltaban, Oriol, y , desde París, Marc y su novia. Hice más fotos con la digital, y luego alguien me pidió la cámara para ver las fotos, y descubrieron montones de fotos almacenadas del plan travesti, de los conciertos de Madrid, y demás, así que la sobremesa estuvo llena de incómodas explicaciones. Pero bastante divertidas, después de todo.

Por la tarde, a la boda. Era por la iglesia, y el cura era de la variedad colegui. De los que hacen bromas, y pretenden saber cómo te sientes, a pesar de vivir en un mundo que no tiene nada que ver con el tuyo. Así que todo apuntaba a un tostón más. Pero no contaba con que ellos dos, REALMENTE creen en ello, lo que la diferencia del resto de bodas religiosas a las que he ido, y le daba sentido a todo. Además, se quieren profundamente, y para llegar a ese día han tenido que pasar por años de vivir separados, batallar con problemas familares y de salud, que no les van a poner la vida fácil. Pero se quieren, y lo saben, y lo celebraron con nosotros. Ella era la novia más guapa que he visto nunca, a él la sonrisa le llegaba de oreja a oreja, y su hermana ( joven promesa de la literatura, niña prodigio de la facultad de filología) leyó un texto resumiendo su noviazgo tan emotivo, que todas las chicas de nuestro grupo y yo lloramos. Si a eso le sumas que era el único chico ( con David, pero como es metrosexual eso no cuenta) con un traje de marca, el tópico estaba servido,¿sabes?
Al salir le bailaron el aurresku ( se escribe así?), que nunca lo había visto, y me encantó. Yo quiero que me bailen uno.

Fuimos al restaurante, y una vez más quedé como la más marica, porque me pasé un buen rato charlando con la madre de Toni, que es costurera, de modistos, de marcas, y cosas así. Fue la única para la que mi camisa de Paul Smith significaba algo...qué travesía del desierto. Además, nos reímos mucho porque me confesó que el bolso que llevaba, que le dije que parecía de Versace, se lo compró en los chinos por 9 euros. Superafavor, eso sí que es gusto, porque, al fin y al cabo, comprarte algo estiloso en Prada tampoco tiene tanto mérito, ¿no?

Como el restaurante era uno de los mejores de Vitoria, cenamos de muerte, y en la mesa estábamos todos los de Barcelona, así que nos lo pasamos muy bien. Después, a bailar a David Civera y Bisbal y esas mierdas, así que me pasé por las mesas recogiendo en mi copazo todo el pacharán que quedaba. Soy lo peor, lo sé, pero es igual de feo no tener barra libre con esa porquería de música, y tener que pagar cinco euros la copa para anestesiarte.
Después fuimos a una disco makinera, donde pincharon un bootleg de Retorciendo Palabras mezclado con King in My Castle, de Wamdue project, que hasta sonaba bien. El pincha hizo una cosa que hacía décadas que no veía: cogía el micro, simulaba subidones, gritaba "ARRRRRIBA LA PEÑA DE LA NOCHEEEEEEE“, y giraba una linterna de mano por el público. Era todo muy chimo bayo, y yo por el suelo, de la risa. Al salir, camino de casa, íbamos tan pedo, que David hablaba como los marcianos de Mars Attacks. ÑA ÑA ÑAAA ÑÁ. Encima llegó el sms estronger, y nos moríamos de risa.

Nada, al día siguiente paseo dominguero pr Vitoria, comida en otro pedazo de bar con menú baratísimo y de escándalo, despedida a los de Barcelona, y vuelta en tren.

Volviendo al presente, este fin de semana ha venido Mónica, de Barcelona, con su amiga Berta y su novio Xavi, que competía esta mañana en un triatlón en el lago de la casa de campo ( ha salido del agua con tres orejas, por las mutaciones). El viernes fuimos a cenar tarde al Pasta Nostra, Pizza Nostra. Por culpa del finde anterior, el dietista me riñó mucho, y esta semana he tratado de hacer bondad. Por eso no pedí postre, rechazando el chupito de limoncello y los bombones que robó Mónica del hotel para mí, y pedí un cortado. Se equivocaron, y me trajeron un carajillo de Baileys. Tomar eso es como tomar postre, así que volví loca, y en un ataque compulsivo, por haberla cagado en el último momento, me tragué dos bombones y un chupito de limoncello en tres segundos, como si fuera bulímica. De perdidos al río.

El sábado me fui a cortar el pelo. Como mi pelu es súper moderna, aparte de muy buena, tiene, además del Qué me dices, el Wallapper, el i-D, el Rockdelux, y demás. En el i-D leí una frase que me encantó: Dios está en los detalles. Estuve ojeando la entrevista onanista a Morrissey, que el entrevistador, en vez de querer que te enteres de cosas del cantante, se quiere asegurar de que te das cuánta de lo que él sabe de Mozz, de lo mucho que comparten, y de lo increíblemente agudas que son sus preguntas.Creo que Sánchez Dragó lo hubira hecho mejor. También me pasé la espera mensajeando con Nacho, que estaba en los estudios de Jose Luis Moreno, grabando un programa de los de Qué hermoso eres, Toledo. Estuvo con Merche, de la que soy ultra fan, desde que la gente la llama frívola por hacer una canción bakalita sobre los malos tratos. Odio a la gente que esgrime el gusto como un arma, y censura usando al palabra frívola, que creo que es mi vocablo favorito de todo el diccionario.

Mi peluquero y yo estuvimos charlando de perfiles de personas, y me sorprendió diciendo que yo era ochentero, por mis gustos musicales, y mi forma de ser. Le dije que en los ochenta yo era un niñato, y me replicó que aún así me marcó mucho. Y que mi forma de ser ochentera era pensar que soy más total que los demás, y moderna y transgesora. Me encanta mi peluquero por lo fina que es calando a la gente. A partir de ahí, todo era cachondeo y para todo usábamos moderna y transgesora. Yo le contesté que para moderna y estupenda ella, que no le sale del coño poner lista de espera, y te tienes que pasar por allí, y esperar lo que te toque. Claro, puede, porque es buenísima, pero ya le vale. Y empezó a divertirse a mi costa, que es lo que hace cuando se aburre conmigo: me alisó, me hizo una cresta, me la quitó por mis gritos, me cortó un poco más, y me dejó una mini crestita que afortunadamente s eva cuando te despeinas. Entre cosa y cosa, me decía, y ahora te esperas aquí transgesoramente,que vuelvo en un momento. Eché la mañana, pero me lo pasé pipa. Y creo que se viene al próximo Plan Travesti, aunque dirá que es lo peor, y súper ochentero :P

Después quedé con Mario, para tomar cañitas, y acabamos picoteando, pese a presumir de anoréxicos. Comentamos lo bien que le sienta el verano al género, la suerte que tenemos de ser guapos, me compré el Vanity Fair de Beckham y lo ojeamos, cotilleamos y anoecdoteamos. Nos echamos muchas risas, quedamos con Mónica y su grupo para que se conocieran, y le acompañé al bus.

Luego me fui a casa a trabajar un rato,que la semana que viene tengo entrega, y montón de fiestas,a sí que tengo que aprovechar el tiempo. Edu me estuvo contando su visita al Museo del Traje, que desde la fiesta de kenzo el otro día se quedó con ganas de ir.
Por la noche, cenamos en un restaurante muy bueno que está al lado de casa, que se llama Mano a Mano, y me encontré con Martín Sastre. Luego fuimos al Suite, a aburrirnos con las modernas y el house fino, y un rato al Toke, divertirnos con Rosariyo y demás bachateo, con Mario y sus amigos. Me retiré pronto.

Esta mañana he ido a ver competir a xavi en el triatlón. He entrado en un mudo paralelo, de gente sana que no sale los sábados, que se levanta temprano y se pasa las mañanas de domingo en el campo, compitiendo, o aplaudiendo a los que compiten. Hay otros mundos, pero estan en éste. Para mí, lo más desconcertante es que el deporte les regala un cuerpo perfecto, y ellos y ellas no son conscientes. Charlan entre sí de los tiempos, del resultado, de si van a ir al triatlón de Valladolid el próximo finde, de si se apean del campeonato nacional, mientras descuidadamente se rascan los abdominales, o se pasan el jabón en las duchas.

Por favor, Dios que estás en los detalles, dame ese cuerpo un sólo fin de semana, y yo les demostraré para qué sirve.

En fin, luego hemos comido en el VIPS, y hemos tomado café en el starbucks ( todo súper NOLOGO). Hemos estado charlando de las mejores películas que hemos visto este año. Para mí, Las Invasiones Bárbaras. Para Mónica, Big Fish. No sé por qué, hemos empezado a hablar de Los Puentes de Madison, y, dentro de esta racha que llevo últimamente, al recordar el final me he puesto a llorar como un gilipollas en la terraza del VIPS. Y Mónica, tan tonta como yo, me ha acompañado, sólo por mimetismo.

Bueno, luego se han marchado para Barcelona, y yo esta tarde me voy al cine a ver Wilbur se quiere suicidar. Luego, supongo que me pasaré un momento, a felicitar a La Prohibida en su cumpleaños.