sábado, mayo 22, 2004

Eres Leti. Eres O. Eres Leti Oh!

En el tercer tomo de En Busca del Tiempo Perdido, el narrador es un snob de clase media que se muere de fascinación por las familias nobles. Sus nombres le evocan linajes, sus facciones le recuerdan a cuadros famosos, sus títulos que se asocian con territorios ganados en batallas legendarias. Por supuesto, como todo lo demás en la novela de Proust, nada es lo que parece, y cuando por fin el narrador penetra en el círculo de la Duquesa de Guermantes, descubre personas vulgares, incultas y sin interés...

Lo cual no resta nada de intensidad a la emoción que provoca en mi pequeña alma de snob oír las palabras evocadoras de decadencia: la hermana del fallecido Duque de París, durante el besamanos que me estoy tragando entero en la tele, o reconocer con un escalofrío cómo se parece la infanta Elena a los cuadros de Goya, especialmente vestida como va ( siempre la mejor, por supuesto, con el asesoramiento de Marychalar). O maravillarme ante la elegancia innata del noble más noble de todos: el príncipe Carlos, que hasta para su aristocracia soy fan de Inglaterra.
O lo gracioso que resulta el contraste entre la altura de los invitados por los reyes y los invitados por los Ortiz y Rocasolano. Qué relacionada debe estar la buena alimentación con la altura :P

Si tienes en cuenta, querida lectora, que todos estos comentarios los suscribe un republicano de izquierdas con tendencia a la mitomanía, te darás cuenta de a qué cotas llega el delirio real estos días. Como ya expliqué en la entrada anterior, sólo por el aire festivo kistch de estos días en Madrid, ya estoy a favor de la dichosa boda. O si no, pásate por el diario de Logan , que lo suscribo todo todo.

En fin, al lío, que entre la vida social y el cúmulo de trabajo, no tengo tiempo no de escribir.
El miércoles ,nada. Al salir, cerca de la hora de cierre, me pasé por la fnac y me compré Mulhollad Drive por 7 euritos, así que doy el día por bueno. Debía trabajar un poco pero me caí en el sofá y me dormí.

El jueves, más apretón de trabajo. Cerramos la producción del mes el próximo martes, así que hay que exprimir las horas, y meter con calzador todos los planos animados que puedas, para cumplir la cuota de fotogramas animados que te piden por mes. Al ser el primer mes de la película, no son ( somos) demasiado estrictos, pero dentro d poco los productores empezarán a exigir fotogramas animados, así que hay que ponerse las pilas. Este fin de semana tendré que trabajar. Después de ver la boda, claro.
Por la tardé fui a yoga, y seguimos hablando del TEMA. Una de las alumnas, cuyo nombre me callo por discreción, tiene contactos laborales con CNN+, y nos contaba cosas de Leti O. A riesgo de que un francotirador de los que plagan los tejados d la ciudad descubra lo que escribo y me dispare antes de que acabe, trascribo cotilleos. Como por ejemplo, que seguía con su novio anterior, un presentador d ella cadena, mientras empezaba con el príncipe. Simultaneando relaciones, eh picarona??? O que los tenía fritos en la redacción por maniática y quisquillosa. O que desde pequeña decía que quería llegar a presentar el telediario de televisión española del medio día. O que su primer marido escribió un libro sobre su experiencia al divorciarse de ella, y la casa real ha secuestrado al edición. Cada cosa que me refuerza la imagen de trepa de Leti, me la pone más a favor. Al acabar la clase, quedamos para ver todos la boda en casa de Alicia, con refrescos, alcohol y porquerías de comer. A ver qué tal.

Después de yoga, salí corriendo para el dietista. Como siempre, hablamos de restaurantes, que es un tema recurrente. Irónicos que somos. Esa noche cenaba en el Café Saigón, un vietnamita que dicen que es precioso. Ya me contará. Y por cierto, bajé otro kilito.

Del dietista, corriendo a casa a cambiarme, que había quedado con Patata para ir al concierto de Ellos, en Clamores. Cuando llegué, estaba con Claudio, y con Nico, que se quedó a esperar a otra gente, mientras nosotros nos fuimos para la sala. Al entrar, vimos a Álvaro, Jone y Jorge, que ya sabía que venían. También me encontré con Lupe, inesperadamente. Josina, lástima, al final no apareció. También saludé a Flor, la mánager del grupo, y muy amiga de Gema, mi profa de yoga. Nos pedimos unas cervezas, y nos acomodamos, esperando que empezara. Mientras llegó M., con más amigos con fotolog, que aquello parecía una quedada de las que me parecen tan freaks, pero luego te lo pasas bien.

Y eso es lo que hicimos en el concierto. Chillamos, cantamos las canciones, bailamos, sudamos, nos reímos y, por supuesto, babeamos ( pongo el plural para disimular)...Mientras mensajeaba a Nacho que, en la distancia , desde Galicia, se interesaba por todo: cuánta gente, cómo están, están triunfando?...
Me mantengo en mis trece: son el mejor grupo de pop de este país, y merecen ser estrellas. Por su tremenda actitud en escena, lo abarrotado del local y el delirio de sus fans, nadie lo negaría. Me encantó la seriedad concentrada de Santi Capote tocando la guitarra, y el flirteo de Guille Mostaza con la gente. Sigo dándole vueltas a la idea que planteamos en Alicante, de montar el club de fans...

A mitad del concierto se vino Carlos, como siempre guapísimo a pesar del trote de trabajo al que está sometido. Nos pusimos juntos a mirar la segunda parte del concierto, aunque de vez en cuando salía a hablar por teléfono, por causas mayores.
Al acabar, desistí de pasar al camerino a saludar, porque estaban lipotímicos del calor que hacía, y porque Carlos me decía que dejara de comportarme como una groupie tonta, que nos íbamos a cenar.

Quedamos él y yo con Edu y Pilar en la plaza de Olavide, y me dí el gustazo de cenar un gazpacho, porque mi dietista me lo ha puesto esta semana de día y de noche. Cuando llega el calorcito, yo podría vivir sólo de gazpacho, así que muy muy a favor. Pilar y Edu estuvieron de copeo por ahí, y dijeron que había tanta gente por la calle que a la una de la mañana tuvieron que dejar pasar dos metros.

Después de cenar, tal y como prometí, me pasé por el Oui, para llenarlo y ayudar a la causa de Roberta y Manolo Crespo. Allí estaba la panda del Clamores, aparte de alguno más, como Belén y Luís, con el que charlé mucho rato, de trabajo, de canciones, del teloneo del jueves en La Riviera. Por cierto, me anunció sorpresas, si les dejan hacerlas, claro. Quedamos en que el viernes a lo mejor me pasaba por el ocho.
Con Roberta, aparte de cotillear, nos moríamos de risa al contarme una obra de Quesquispás donde salen truperas hablando todo el rato. Sólo de ver cómo las imitaba, yo me tiraba por el suelo. Y todo esto mientras pinchaba divinamente, la tía,¿cómo te quedas?
Después de la fiesta, acabé paseando desde Callao a Cibeles, como a las 4 de la mañana, con los descerebrados de mis compañeros, que iban aplaudiendo a los operarios que colocaban esas bolas horrendas como de EuroDisney, a los policías que nos miraban con cara de detenernos, gritando: Viva Leti!!!, o como Claudio, que decía todo el rato: Viva LetiOr, que rima con Dior, o cantando la canción de MacNamara en la versión sui generis que titula la entrada de hoy. Lo más surrealista es que estaba lleno de gente, y además se arrancaban a aplaudir con nosotros. Cómo está Madrid estos días...
Yo me retiré a dormir al menos tres horitas, y ellos siguieron en el Mondo. Juventud, divino tesoro.

El viernes soporté el día lo mejor que pude, con cafeína intravenosa, y hacia el final del día me llamó B. Empezamos a charlar, a charlar, y a charlar,y como ya era hora, y amainó la lluvia por un momento, pues como que me fui, así, de charlita con el móvil en la mano. Eso sí, en la otra toda la carpeta llena de trabajo para este finde. Al llegar a casa, me tiré en el sofá, y charlé con mi madre, contándole todo el ambientazo de la ciudad antes de la boda. Estuve con Edu, y al final decidí que salía un rato a tomar unos tragos a la despedida de soltera republicana que montaba Patata, en el Red Bar. Yo, en pleno subidón pre nupcial, me apunté decidido a reventarla. Y vive Dios que lo conseguimos, el compinche trupero y yo, porque acabamos brindando todos por la boda. Menudas convicciones tiene la gente, desde luego. Todos éramos: Patata, Laura, Paco, Raúl, Lolo, Claudio, Mario y yo. Muchas risas con el compinche, que ya tocaba, con tantos apretones laborales y mucha diversión. A pesar de los buenos propósitos de retirarnos pronto, pasamos a buscar a Rodrigo por otro bar, y nos pasamos un rato por el Ocho y medio.
Allí me encontré con Orlando, que en la fiesta del jueves dijo, como yo, que el viernes no salía. Si es que, menudas convicciones que tiene la gente... Estaba con Tolo, con Agustín, que venía con otro curator extranjero, que siempre aparece con uno diferente cada vez que le veo. El pobre, decía que venía a una exposición, y se encuentra todo el jaleo de la boda. Digo yo que muy apurado no estaría, porque me hablaba con un ramillete de florecillas blancas colgando del pelo. Como está el patio.
Estuvimos bailando un rato, saludé a Belén, ¡¡¡que iba vestida de novia!!! La piernas ya me flaqueaban del trote de toda la semana, y me marché a la cama, que al día siguiente había que madrugar, para ver entrar a los invitados.