domingo, abril 04, 2004

Música sacra y música profana

El sábado me levanté tarde, por fin.Qué gusto, dormir y dormir. Te pasas un año sabático, acabas harto, quieres volver a trabajar, y cuando empiezas, dos semanas después ya pesan más que doce meses, y lo echas de menos. En fin...
Mientras limpiaba un poco la casa y cocinaba a la vez, me llamó Arakis. Quería información sobre los diarios de Evelyn Waugh y de Derek Jarman. Se la dí, y ella me estuvo contando la fiesta de inauguración de la expo de Vivianne Westwood en el Victoria and Albert Museum, el museo más chulo del mundo, sólo por las expos de fotos con carteles donde sale Chris Lowe, de Versace, o por estar en South Kensington,al ladito de Harrods ( Acabo de verme un episodio de AbFab mientras comía, y creo que se me nota). Me contó sus aventuras para llegar, porque en el aeropuerto, la compañía aérea no le reconocía el DNI, y la policía decía: este documento sí es válido, señorita. Como es mujer de recursos, chasqueó los dedos frente a la empleada, sacó un billete de British Airways y se plantó en Heatrhow. Eso sí, con retraso, con lo que tuvo que salir pitando al hotel, recoger a Félix Sabroso, maquillarse, y deslumbrar al photo call a la entrada del V&A en tiempo récord. Allí saludó al tout Londres, y su amiga Tracy Emin, le presentó a la Westwood. Sólo faltó Siouxie, que se recuperaba de una operación de sinusitis. Me dijo que se lo pasó de escándalo, y bebió lo correspondiente a estos eventos. Después, borrachas todas, pasearon sus tacones por Londres, para acabar haciéndose fotos con el recepcionista del hotel. Me prometió que las colgaba en su página web. También hablamos de su esperada actuación en el Plan Travesti del 25 de abril ( lo siento, querida, no he podido evitar decirlo, y empezar a construir la expectación), de las canciones que tiene preparadas, de su siempre prometido disco - es que yo trabajo, sabes cariño? , me dijo, y la música es un hobby. Tiene razón, pero es lo que tenemos las fans,que somos irracionales -. Por último, me dijo que Manu y Gaüeca( por segunda vez) se estaban tragando el Cremaster de Mathew Barney en el Guggenheim. Qué valor, todo el día ahí metidos. Aunque si lo piensas, visto en un auditorio, como en un cine, tiene que ser más aguantable que como lo vi yo, tirado en el suelo del Palais de Tokio. Y acabamos nuestra charla pasándonos referencias de libros, yo los diarios, y ella los ensayos de feminismo post-marxista que tenía en su mesita de noche. Un recuerdo a Levy-Strauss, a Simone de Beauvoir, y colgamos. Hasta aquí una muestra de lo maravilloso que sería el Diario de Arakis, si esta mujer tuviera tiempo de escribir... ( suspiro de envidia mezclado con admiración)

Por la tarde quedé con Edu y Edna para ver un concierto de música sacra alemana, en una iglesia al lado de Alonso Martínez. La cola daba la vuelta a la manzana, y la iglesia estaba abarrotada. Nosotros estábamos de pie, apretujados en una esquina. A mí la música barroca me gusta mucho, que conste, pero ésto era un coñazo: una vihuela y un señor con un clavicémbalo, un coro y cuatro solistas cantando salmos y versículos de la Biblia en alemán. Es lo que tiene la música sacra del siglo XVIII. Aquello era un coñazo. Yo sólo hacía que acariciar mi chapita de Jacko y Bubbles que me regalaron Rubenimichi, para que me sacará de allí.
Cuando salimos, quedamos con María y fuimos a buscar un kebab para cenar. Llamé a Manu, que ya había salido del Guggenheim, para felicitarle. Resulta que el cumple es el próximo jueves, pero lo celebrara ayer, en Bilbao, y se iban todos a cenar por ahí.

Después de cenar, salí pitando a casa para cambiarme, que había quedado con Mario, el compinche trupero, en La Camocha de la calle Fuencarral. En el taxi me enteré del horrible atentado en Leganés. El taxista y yo escuchábamos acojonados, mientras, no sé por qué, a nuestro alrededor, parecía que sólo sonaban sirenas. La sensación del absurdo, fragilidad y peligro, sólo acentuó mis ganas de juntarme con amigos, salir a bailar toda la noche, y celebrar que estamos vivos. Llámame frívolo.
En el bar también estaba Víctor, Nuria, David Marrero ( que decíamos que era el primo de Roberta)y Rodrigo. Escanciamos unos cuantos vasos ( bueno, lo hizo el pobre Rodri, para todos nosotros, todas las veces), y luego llegaron Roberta Marrero ¡¡en persona!!, con un amigo suyo encantador y muy guapo, de las Palmas. Que se llama Pedro, y encima lee este diario. Por si fuera poco, es profesor de Cultura Anglosajona en la Universidad, con lo que te puedes pasar horas escuchándole. Qué más quieres!!!!
De ruta por el Desencanto, reclutamos a Nico y Elektro, y nos fuimos al Coppelia. Al entrar estaba M. poniendo musicón. Saludé a Óscar Guimarey y a la muñequita gitana que llevaba en el sombrero de copa, a Simón, a Alexis, y ya entramos a la pista, al ritmo de Toxic. Luego empezó Roberta, nada menso que con Your Disco Needs You, para ir apuntando maneras, un aviso a los más indis, que se prepararan porque ahora mandaba ELLA. Al poco llegaron Ana Patata y Sebas Supervago, con dos amigos suyos, Claudio y Ángela Artemisa, también bloggeros. Nos saludamos todos, como si fuéramos amigos de siempre, en uno de esos momentos que le gustan a Rafa Cervera, por las cosas geniales que tiene internet. El resto de la noche es Historia por lo bien que nos lo pasamos, por el buen rollo que había, y por lo tarde que acabamos, que ya merece ser recordado en los anales del truperío. Roberta bakaleó, flirteó con el pop, y se lució en el electro, haciendo de nosotros lo que quería. Hasta Supervago bailó como un loco con Vive la Fête, con lo serio que parecía( ;-P). De pronto, todas las luces estroboscópicas palidecieron, la bola del techo dejó de girar, y las cabezas se giraron, porque mademoiselle Prohibida entró en la sala. Enseguida fue el centro de atención, y el tándem hizo de las suyas, una desde la tarima, la otra desde los platos. Una gran sesión, una gran fiesta, y un trrremendo final, en el que Roberta, para delicia de Patata, acabó como empezó, con Your Disco Needs You. Como uno de esos porteros que salen de la portería, se recorren medio campo y marcan gol, la Marrero dejó la cabina y se vino a celebrar el tanto con nosotros a la pista. La gente, lejos de estar cansada, enloqueció, y todos subieron a la tarima. La pena es que mi compinche trupero se retiró un poco antes, con Víctor y Rodrigo, y se perdieron el número final.
(Por cierto, ya sé, querida Roberta, que trupero sólo es correcto en femenino, es decir, sería compinche trupera, pero es que últimamente disfruto retorciendo palabras...)

Sudorosos y sonrientes, salimos a la calle. En el guardarropa tuve un momento bizarro, al preguntarme un atractivo desconocido "¿Tú eres V., verdad?“ Qué corte!!! Por tu culpa, Nacho. Nos quedamos charlando un rato Ana, Sebas, Claudio y Ángela, conociéndonos más, comentando situaciones, sujetando a la pobre Ángela, que se nos caía, y despidiéndonos hasta la próxima ocasión que espero que sea pronto :)
Recogí a Roberta, y a pesar de un momento de duda, decidimos no ir al Noxx, y recogernos. Nos fuimos paseando por la Gran Vía, a la primera luz de la mañana, riéndonos y comentando la noche. Estábamos tan a gusto, que nos quedamos charlando un rato en un banco de Vázquez Mella, recordando películas de Mae West, y sus frases memorables, hablando de amigas, de planes de futuro, y burleteando. La dejé en la puerta de su casa, y yo a desayunar con Edu, tan formalito, mi niño!.

Con sol en mi almohada, me dormí.