martes, octubre 11, 2005

Madrid-Barcelona-Madrid-París-Angouleme-París-Madrid

Recuerdo, como muy lejano, que el último fin de semana que estuve en Madrid Roberta presentó su disco en el Ocho y Medio. La Prohibida tenía que hacer los honores en le escenario pero como estaba pinchando a la vez en Chicote, se ideó un plan B: lo presentábamos si no Mario y yo. Al final, esperando todos en el camerino, un poco histéricos, a ver si venía o no. Clara y Mauro muertos de risa, Mario pidiendo cervezas, y yo muerto de nervios. Al final aparece La Prohibida. Roberta insiste que lo presentemos los tres. A mi me parecen demasiados, aunque todos los demás lo quieren. Al final, acabé presentando a los presentadores, luego salieron Mario y La Prohibida, y luego Roberta con su banda. Creo que quedó divertido.
El concierto fue un escándalo, bailé muchísimo, luego las Nancys se fueron a Cool y yo me quedé con Javi, que desapareció de marcha con unos osos. Al final de la noche llegaron Arakis, Bene,Manu Arregui y Richard, que salían de la fiesta post boda gay de los dueños de la galería Espacio Mínimo. Me dijeron que la boda la ofició Trini y quedó preciosa.
Ese mismo fin de semana fuimos al Plan Travesti, pero esó ya lo he contado.

A mediados de la siguiente semana, me tuve que ir a Barcelona, por trabajo. Los días pasaron tranquilos, trabajanos con los directores durante el día, y pasando las noches en casa de mis padres, con mi familia, y durmiendo mucho. Es curioso, cuando empiezas a dormir, ya no puedes parar.
El viernes, al salir del estudio, quedé con David. hacía mucho que no nos veíamos, y como ha tenido una infección en las cuerdas vocales, o algo así, pues tampoco hemos podido hablar mucho por teléfono. Fuimos a comer a un frankfurt muy rico cerca de Plaza de España, y luego caminamos hasta el Paseo de Gràcia, a la Feria del Libro Antiguo. Allí me robaron la cartera, aunque no me di cuenta hasta mucho más tarde. la cartera de Bally que me regalaron G.C. y Pelayo por mi cumpleaños, la que me gustaba tanto y ya no se fabrica. Y con todas mis tarjetas de crédito, dni, y el cash que me habían dado para mi viaje a Francia la semana siguiente.
El resto del fin de semana lo pasé de muy mal humor, sin salir apenas de casa. Sólo fui a cenar con Alex y Arantxa. Estuve haciendo dibujos para su hija Martina, de 15 meses. Los niños son muy listos, porque le hacía dibujos de animales en posturas raras y los reconocía todos, e imitaba los ruidos que hacían

El domingo volví a Madrid, y el lunes me levanté a las 4.30 de la mañana para tomar un avión a París. Tenía que pasar toda la semana en Francia, con los estudios que colaboran en la película, en París y Angouleme. En la capital pasé el lunes y el martes; me alojé en casa de la dueña del estudio, Anthya, su marido Juanjo, así que fueron días de trabajo 24 sobre 24, sin apenas desconectar. Por la noche, en casa, jugaba con sus hijos y charlaba con Juanjo de tebeos. Él es el dibujante de Blacksad, un cómic que tiene muchísimo éxito en Francia y España.
El miércoles tomé el TGV con destino Angouleme, un pueblo a 600 km al suroeste de París. El tren-bastante viejo- recorre esa distancia en 2 horas y cuarto, algo que parece imposible con los flamantes trenes nuevos previstos para el inacabable AVE Madrid-Barcelona.
Angouleme es bastante concocido por su festival anual de cómic, pero fuera de esa semana, allí no pasa nada, así que salía del estudio a las 8 y parecían las 12 de la noche. Paseaba, cenaba con un libro, y me iba al hotel, a dorir. Todos estos días hablando todo el rato en francés y en inglés me dejaban la cabeza como un bombo, y sin ganas de nada.
Lo que me supo fatal ese jueves es no ver cómo botaban a Idaira de Operación Triunfo. Le tenía unas ganas...

El viernes por la tarde volví a París, a pasarme el fin de semana con Edu y nuestros amigos de allí, libre de estudios y de obligaciones. Ha estado bien, pero todo los días estaba a las 11 que se me cerraban los ojos.
Nos alojamos en casa de los padres de Julie, que ahora están trabajando en Irán. Tiene el piso en el septième arrondissement, un barrio súper pijo a los pies de la Torre Eiffel, y era un gustazo pasearse por los Campos de Marte, y desayunar en la que, nos aseguraron, es la pastelería con los croissants más ricos de la ciudad.

El sábado por la tarde quedé en el Centro Pompidou con Julien, un animador francés con el que trabajé en Barcelona durante la preproducción de la película, y luego nos paseamos por el Marais, hablamos de trabajo, tomamos un café y nos probamos ropa de segunda mano.
Por la noché, con Edu, cenamos en casa de Xavier y Julie, con Nicolas y Sophie. Julie, que por supuesto esá súperafavor de Kate Moss, nos estuvo contando cotilleos de la fiesta post-desfile de Yves Saint-Laurent. Por lo visto había poquísimas mujeres, y TODOS los hombres eran gays, y, por supuesto, guapísimos. Esos cocktails sólo se organizan con un propósito: ligar. Pero todos son tan inaccesibles que no lo parece. Julie iba con un amigo, gay, que ligó con otro, y todo el proceso -atención snobs- consistió en:
1. acercamiento
2. intercambio de tarjetas ( Atención!!: nada de móviles ni demás vulgaridades)
3. uno se hace el distante, y pretendiendo estar muy ocupado, dice que debe irse inmediatamente ( nadie se queda en estos cocktails mucho rato, no sea que parezca que no tiene nada mejor que hacer. No tiene nada mejor que hacer)
4. Al irse, deprisa, se para y le dice: appelle-moi.
5 y final. El otro llama al cuarto de hora, y elque estaba tan ocupado está en su casa a la hora y pico.

Luego Nicolas y Sophie nos dijeron que esperaban su primer bebé, y sacaron la botellas de champán rosado más rico que he probado en mi vida, y nos emborrachamos plácidamente, hasta que se me cerraraban los ojos y me tuve que ir a dormir. A pesar de los excesos y la comida francesa, a la vuelta, en el dietista, apenas he cambiado de peso durante esta semana y media. Mi dietista lo resolvió de un plumazo: el lujo nunca engorda.

El domingo por la noche, agotado, volví a Madrid. Menos mal que mañana es fiesta, porque no puedo con mi cuerpo...