miércoles, septiembre 07, 2005

Ante la duda, ¡cambia!

Esta vez casi me olvido de que tengo un diario. Ha sido volver a Madrid, y entre el chorro continuo de trabajo que supone la peli, y ponerte al día de la vida social, ha hecho que entre vivir y escribir, I choose life.

En estos días he vuelto a la sana costumbre de quedar a comer de vez en cuando con Nacho y Roberta. Fuimos al Tanga, uno de nuestros restaurantes chinos favoritos, y además está muy bien eso de decir “quedamos en tanga”, o “estamos en tanga”, y siempre que vamos salimos entangadas.

Nada más volver todos de vacaciones, quedamos a cenar Nacho, JC, Edu, G.C. y Pelayo. G.C. ha estado este verano en Florencia y San Petersburgo. Fue sentarnos y pedirme el regalo de Tokio, y cuando le pregunté qué me había traído de esos sitios tan fantásticos donde él ha estado, me respondió “mucho amor”. Me lo apunto, es una respuesta súper vacilona. Y con un golpe de flequillo, atajó el problema. Ya ni me acuerdo de lo que hablamos, pero sé que nos reímos mucho, que Pelayo está delgadísimo.

Ese fin de semana me subí a Bilbao. Había concierto de Fangoria, y siempre que tocan allí intento ir, porque Bilbao es total, y encima aprovechas y ves a las amigas. La agencia de viajes Transexual Xpress me organizó la estancia, y me quedé en casa de Arakis. Nada más llegar salimos a comer todos, al hotel donde se alojaba el grupo. Estuvimos charlando del terremoto de Tokio, porque algunos de ellos se fueron antes y se lo perdieron. Cancho quería haberlo vivido, y yo le dije que ni de coña, que era una experiencia horrible, y él que sí que sí. Cancho es muy sexy, pero un poco descerebrado. Además, últimamente está muy rebelde y bromista, y siendo el road manager, pues como que da mucha vidilla. La guerra abierta entre travestis y técnicos -declarada desde que éstos les escribieron en los podios del escenario a aquéllas sus nombres de chico ( lo PEOR que le puedes hacer a una travesti antes de actuar), y les dejaron las maletas colgadas de unos ganchos en las alturas-ya se había cerrado.
Después de comer Arakis y yo volvimos a su casa, estuvimos charlando de las futuras exposiciones que va a comisariar, y escuchando las canciones de su anticipado disco. Después, como 18 horas antes de tener que salir, empezó a maquillarse, y yo me tumbé a ver su colección de dvds sobre Marlene Dietrich. Al final de la tarde vino Jesús Horror con la guitarra a explicarle a Arakis cómo poner acordes en las canciones. Arakis ha descubierto el mundo acorde, y está encantada, y va a revisar todas las canciones. Si ahora suena todo impresionante, ni te cuento cómo quedará. Yo estuve escuchando atentamente, porque no tengo ni idea de música, y estas cosas me apasionan.

Los conciertos fueron muy divertidos. Chico y Chica jugaban en casa, y se salieron. Me encontré con Fran e Inma, los Mano de Santo, y con Gaizka y Víctor y demás amigos suyos. Luego estuve con Claudio hasta que la mezcla de bebidas le tumbó. A Nacho le encantó la escena ese chico como una cuba que iba diciendo “llevadme a la Carpa Heineken”.

El resto de la noche fue tremenda. Nacho y Spunky pincharon en el Rock Star, vinieron Félix y Lourdes, Juan Flahn con Mariola Fuentes y más amigos de Bilbao, todos por la discoteca con muchas risas. Allí me encontré con Manu y Richard, otro de los motivos de mi visita a la ciudad, y el tiempo se pasó volando, todo el mundo se quedó hasta muy tarde, y acabé a las siete y media de la mañana en El patio de Mi Casa, mientras Félix pinchaba, y Lourdes, Juan, Madelman y demás amigos de por allí bailábamos. Cuando Manu y Richard se fueron, les acompañé, y me metí en la cama.

El domingo comí con Claudio y sus amigas, y luego volví a casa, que ya había vuelto Arakis. Nos lo pasamos todos tan bien que dijo: “Esto parece Nochevieja. Esto no ha sido una fiesta, ha sido un tsunami”, y se durmió en el sofá. Le di un beso en la frente por ser tan buena anfitriona, y me volví en el tren, con Claudio y su amigo.

A la vuelta, quedé a cenar con Javi y Juan, y vinieron Edu y Pilar. Les regalé los detalles de Tokio, y Javi me dio su regalo de Los Ángeles: un cenicero rosa con el logo de la revista Hustler, y debajo pone: Hardcore desde 1974. Pues como yo!
Acabamos Javi y yo saltándonos la dieta mogollón, borrachas perdidas del vino de mesa, y casi nos caíamos de la silla de risa, imaginando cómos esería un verano nuestro en Ibiza

Otro día fui al cine con Marta. Vimos Ebrio de mujeres y pintura, una peli coreana sobre la vida de un pintor muy problemático, porque era muy bueno pero sólo podía pintar si se emborrachaba y siempre andaba con putillas. Toda la película liándola, y pintando, y escapándose de la escuela o del palacio real para estar con mujerucas, que le acogían. Al final de la peli se mete en un horno de cerámica mientras está encendido, para pintar sobre los jarros. Estaba fatal, ese señor. Claro, con lo entretenido que es el mundo de la pintura oriental, nos encantó, y Marta aprendió mucho del tema, sobre el que está preparando un trabajo. Al salir nos pasamos por casa de Mario y Olvido, que estaban viendo episodios de Arriba y Abajo. Cenamos de acuerdo con las estrictas observancias de nuestro dietista –es un gustazo cenar con gente que habla tu idioma) y estuvimos charlando de futuros proyectos de las Nancys, y de otros que prometen mucho, y muy divertido.

Las clases de yoga han vuelto, qué bien. En clase somos más; viene Mari, y se trae a Alejandro, con lo que nuestras conversaciones entre posturas son el doble de interesantes. El otro día discutíamos qué superhéroe serías. Alejandro y yo elegíamos Batman, porque no tiene superpoderes pero, chica, tiene mucho dinero.

Y por fin he empezado a amueblar mi casa, tras las reformas y la estancia en Barcelona. Durante al semana pasada he tenido que hacer varios viajes a ikea para conseguir todas las piezas del vestidor. Ikea es total para pequeñeces, peor una cosa complicada, con muchos elementos, y si te lo tiene que llevar es lo puto peor: siempre faltan piezas, se olvidan cosas de traerte, y es súper desorganizado. El viernes pasado iba hacia allá a por la última pieza, y justo llamé para que me dijeran que se había agotado, que mejor fuera el sábado a primera hora. Me quedé tan descolocado, que pasé por delante de mi peluquería y como estaba aburrido, decidí alisarme el pelo. Es imposible alisar mis rizos, pero quedan como más ondulados, y por lo menos puedo hacer algún cambio, que es todo un aburrimiento, el pelo rizado. Es muy gracioso, porque me sale como un tupé hacia arriba, como del pájaro loco. Estoy trabajando en ello.

El sábado, con el pelo con cresta hacia el cielo, pasé por Ikea, conseguí la codiciada barra donde colgar al ropa, volví a Madrid a comer con Mónica y Berta, que vinieron de Barcelona a pasar el finde, y a pagar por estar retenidas durante 4 horas escuchando canciones de Mecano, que hasta Mónica, que es fan, me dijo al día siguiente que, buffff.
Por la tarde, y hasta la medianoche del domingo siguiente, estuve encerrado montando el vestidor. Ha sido un curo, menos mal que Edu me echó una mano, y aún así acabé como si llevara 48 horas de gimnasio, de tanto montar baldas, fijar postes, atornillar herrajes y levantar cajoneras en peso.
El resultado merece la pena, tener toda una habitación revestida con tu ropa, y poder ponerte en medio cada mañana, no tiene precio. Por fin el aspecto de mi casa empieza a cambiar, y pude desmontar el armario setentero horroroso donde llevaban meses amontonadas tres prendas por cada percha.Esa noche me tumbé en la cama frente a mi ropa, y por primera vez la contemplé completa de una ojeada. Descubrí con horror que el color predominante de mis pantalones son el marrón y el azul tejano, y que tenía como 3 camisas grises. Ver de un golpe de vista toda la paleta de colores con la que te manifiestas, es un shock. Ahora seré más consciente de los colores que me faltan, dónde tengo exceso de cierto material, y carencias importantes que suplir. Y creo que me voy a meter menos con los oficinistas que salen por Huertas...