lunes, febrero 16, 2004

Este caos me está matando...

Menos mal que ha acabado el fin de semana, y por fin puedo descansar...Lo que pasa siempre que voy a Barcelona es que siempre quiero hacer demasiadas cosas, y ver a demasiada gente.Lo que suelo hacer en estos casos es intentar juntar a todos en noches de marcha, pero muchos de mis amigos se están embarazando, o simplemente amuermando, o que ya no tiene ganas de salir, y entonces tengo jornada completa. Quedo por la noche y por la mañana. Si encima añades que desde la proeza de estar 12 horas socializando el pasado miércoles, no había descansado como Dios manda,con tanto curso y maletas... comprenderás el título de mi entrada de hoy.

El viaje a Barcelona ya fue accidentado. Por lo visto un mercancías descarriló la noche del jueves, y todo el viernes estuvo la línea cortada. Ya me lo advirtió Nacho, que se fue para allá por la mañana. Que tarden un día en arreglarlo puede ser, pero que se monte un caos en Lérida para pasar a la gente a autocares, después de cinco trenes que habían pasado por eso, pues se me escapa. El caso es que llegué sin apenas retraso, pero de mala leche. Menos mal que me había comprado en la manta ( of course) los discos de Beyoncé y Justin, que me aiamron el viaje. Aunque tienes que saltarte canciones: la mitad de sus respectivos discos es un rollo...

Mis padres nos recogieron y nos fuimos a casa. Después de cenar, tuve un momento de flaqueza, y dije que no salía. Mis padres levantaron la vista, alarmados, pensando que sin duda estaba en la fase terminal de alguna enfermedad que no les había contado. Cuando dije que, después de todo, haría el esfuerzo, suspiraron aliviados. Hablé con Nacho, y me dijo que estaban cenando, así que quedamos luego y yo me fui con amigos de Barcelona a tomar unos tragos. Quedamos con Marc, uno de mis mejores amigos, con el que estuve trabajando cuatro años mesa con mesa, y no me dejó de hacer reir ni un sólo día. Todavía no lo ha hecho, por cierto... También vino David, otro ex compi de curro, y Edu. Un ratito más tarde vinieron de una cena David y Pastora, que ya son habituales de este diario, con Raúl y su novia, y algunos más que no conocía. Apareció mi hermano Víctor, con su panda, pero ellos se fueron para adentro, porque les habían puesto en lista.
A mí me daba corte hacerme el listo que viene de Madrid con sus amiguitos discjockeys, y entra con ellos, así que descarté esa idea, que era mi plan original, y como éramos muchos, entramos como el resto de las personas. Gran error, porque para el momento de entrar la cola era monumental. Lo que me jodía no era pagar, porque si entras con ellos, igualmente te tomas una copa y ya pagas lo mismo. Lo que no puedo es soportar a los gorilas de la puerta, que proyectan su rabia por no saber leer contra los clientes, que graciosamente deciden gastar su dinero en el local que les emplea. Además, lo tenpo que decir ( y no va a ser la primera vez...), los de barcelona son especialmente desagradables. En fin, una vez dentro, Nacho ya estaba encima del escenario, soltando el musicón. Pero la gente no parecía especialmente animada. Se confirmó cuando me encontré con Alfonso y Carmen, dos amigos de Madrid, y nos abrazamos efusivamente, y saltamos de alegría, y me dijeron que menos mal, que allí la gente no se sabía divertir, que eran unos muermos. Tampoco es eso, pero si tú has ido al ocho, o al nasti, te das cuenta de que parece la hora del recreo de un cole, todos se conocen, y se ríen y bailan mucho más. Es ese aire "europeo“ de Barcelona, que encanta a los guiris y a las modernas, pero no nos engañemos: BARCELONA ES MÁS ABURRIDA QUE MADRID. Y soy de allí, que conste. Además de provinciana, porque los del local no paraban de hacerle fotos a Nacho, como si nunca hubiera ido... Qué pesados. El caso es que nos pusimos a bailar como posesos, tanto con Canut como con Vaquerizo, que les dió una lección de eclecticismo, (incompredida por algunos: las más modernas, qué curioso)De vez en cuando me escapaba a ver a Olvido, que bailaba en un lado de la sala, con Juan Pedro y Pedro M., aparte de otros amigos suyos, cuyos nombres no recuerdo. Hacia el final de la fiesta, cuando las menos truperas se habían ido, y Mario y Nacho acabaron, intenté bajar al camerino, y la pesad de la puerta, la de antes, que no podía bajar, que no tenía pulserita, que no que no. Coño, ni que fuera una estación de skí, con la pulserita. Es cosa de organización, te repetía. Qué pretenciosos son en mi ciudad, con lo informal y simpático que es todo en madrid grrrrr. Al final, tuvo que acompañarme uno, para ver que realmente les conocía, y no era un perturbado que me iba a lanzar sobre Alaska con un cuchillo, o hacerles firmar autógrafos hasta la muerte.En el camerino nos reímos mucho mucho. Nacho estaba como muy contento, y no paraba de hacer bromas. Como es mala persona decidió que nos hiciéramos fotos para el diario gastronómico con Juan Pedro, que se había dormido, pobrecito mío. Como la norma es que todos deben salir comiendo, agarramos unas botellas vacías, y pretendimos. También estaban Pedro M., y unos chicos muy simpáticos.Ella, de nombre olvidado, es fotógrafa y al día siguiente se iba a Tokio, qué suerte, y él era Dj Sun (¿?), que creo que va a venir a pinchar a Madrid.Ya verás las fotos en el diario de Nacho, un día de éstos.
Después nos fuimos de breve chill out a casa de Juan Pedro, y luego acompañé a Nacho a coger el tren de vuelta. Dicho así parece fácil...y no lo fue. Decidió que tenía que irse cuanto antes, y si el autobús salía media hora antes, pues nada, al bus. No encontarmos taxi en seguida, y ¡ay! empezó el nervio. Optó por lo seguro: tienes un billete de tren, que sale en una hora, pues coño, al tren!!! Vale, al tren. Encontramos un taxi, y como había tiempo: NO, NO, rápido , al bus. Yo ya me partía de risa ( y él también). Llegamos a la estación de autobuses, y el bus de la siete va completo. El señor se compra un billete para el de las ocho y media, UNA HORA más tarde que el tren, y eso que tarda dos hora y media más de viaje.. .Ante estos hechos evidentes,que yo le expuse con paciencia, saltamos a otro taxi, y corriendo a la estación de tren.Iba diciendo que seguro que no habían arreglado lo de la vía, y yo le decía que sí, que me lo dijeron, y él que no, que no, pero que no importaba porque ya tenía en su bolsillo un fabuloso billete de un bus incómodo, que salía dentro de dos horas, y tardaba un güevo. Pues ya ves tú qué consuelo... Efectivamente, el tren funcionaba perfectamente, y después de invitarme a desayunar ( faltaría mas), dejé al niño de cuarentaytantos años en el vagón. Supongo que si eres un genio en algunas cosas, en otras tienes que petar, digo yo...

Vamos, que me metí en la cama a las ocho, y me tuve que despertar a las 10.30 para comprar el regalo de mi hermana Verónica, que cumplía años el sábado, y no lo tenía. Y el de mi madre, que los cumplió el pasado sábado, y no estaba yo en casa, claro. Así que otra vez dormir dos horitas. Pero el día fue genial, con gran comida, que vinieron también david y pastora, aparte de Edu, y Ángel, el novio de mi hermana...nueve a comer. Me salté la dieta, claro. Y mi hermano me dijo que hablo de mi dietista como Woody Allen lo hace de su psicoanalista. Qué agudo es, el joío. Después, por la noche, quedamos con Patricia para una copa, y luego con David y Pastora, y nos fuimos por el Raval, que esa parte de la cuidad me reconcilia con Barcelona. Después de las copas había quedado con Carmen y Alfredo para ir al POP BAR del Razz, que pinchaban Las Heteras, pero ya no podía mas, si voy realmente me muero como la Disco Sally de la peli Studio 54, esa vieja que le da el infarto en la pista... ( Por cierto, me voy a hacer una camiseta que ponga DISCO SALLY).

El domingo dormí la burrada de 6 horas, y después de untarme el beauty flash para recolgarme la cara, fuimos a ver a mis amigos Álex y Arantxa, que están, respectivamente, operado y embarazada ( o era al revés? ) y luego corriendo a visitar el piso amueblado de mi hermana. És súper lista, la niña. Lo ha copiado todo del Wallpaper, y lo ha encargado a un ebanista. Como Nacho con su traje. Y claro, tiene un piso de revista. Después de comer, en vez de dejarme dormir la siesta, me arrastraron a la playa,a ver el mar. Cosa que me encanta, pero yo quería dormir la siesta, porque entre sobrevivir y ver el mar, I choose life. Pero fui, claro...
Por fin, mi momento más esperado, me senté en el tren a las 18.30. Como volvía con Mario y Olvido, estuvimos charlando. Los pobres se pasaron el fin de semana en el taller de Juan Pedro, el estilista, preparando los trajes de la gira...Literalmente encerrados los dos días. Aunque luego merecerá al pena, cuando los veas.Este año los conciertos van a ser espectaculares. Como siempre quiero estar en todo, me pasé el viaje al móvil poniéndome al día de Madrid, con Ulía y el súper trúper de Mario, que este finde descansó. Qué suerte tiene algunos.

Bueno, y finalmente muchísimas gracias a todas y todos los que me felicitásteis el sábado por mi santo. Me parece cursi celebrar el día de los enamorados, pero me dí cuenta que realmente quiero a mucha gente.