miércoles, mayo 10, 2006

Travestis en el museo y concejalas en los camerinos

El fin de semana pasado, por fin, se inauguraba Fresh Balloons, la exposición del MUSAC. La muestra es una invitación a decenas de artistas contemporáneos de todo el mundo para que contribuyeran con una pieza de temática libre. Así, a la manera de un globo sonda en la atmósfera, reuniendo toda esa obra se intenta una medición de la temperatura artística mundial ahora mismo.
Para la exposición Topacio se inventó un vídeo que simula un programa de televisión presentado por una travesti argentina que es llama Topacio Fresh. Como si fuera un informe semanal un poco bizarro, la travestita, con peluca oxigenada en la más pura tradición argentina a lo Susana Giménez, y vestida como Evita Perón de visita a sus descamisados- se pasea por las salas, muestra la sobras siempre atenta a su lado bueno, y pone en su boca textos de los comisarios de la exposición ( que con su sintaxis esquiva -especialmente diseñada para producir muchas frases sin mojarse mucho tampoco, que esto es arte moderno- suenan a posesión infernal en boca de al Topi). En otro bloque del programa le hacen a la travesti una rueda de prensa llena de preguntas impertinentes sobre cirugía estética, y la pieza acaba con imágenes que grabaron en la fiesta que montó el MUSAC el último Arco. Como suelen ser de lo mejor de esa semana en Madrid, no nos la perdimos ninguno, y nos grabaron en pleno jaleo. Así que hemos acabado inmortalizadas para el ARTE, colgando de una pantalla de plasma en el MUSAC, saludando a cámara con copazos en la mano y bizqueando ligeramente.
Que es un poco como lo vimos Álvaro y yo la tarde de la inauguración, el sábado pasado. La noche antes estuvimos en la Nancy Boîte, la última de la temporada, y apenas dormimos tres horas cuando quedamos en Méndez Álvaro para tomar el autocar a León. Queríamos dormir en el camino pero al final estuvimos todo el viaje charlando, riéndonos de la gente, comentando la revista de los 40 Principales, el Mediatic Festival ( que es un festival que van a montar con todos los horribles de la música española), y llegamos muertos de hambre y sin haber dormido nada.
Como habíamos colaborado desinteresadamente en el vídeo de Topi,(Álvaro había traducido los subtítulos al inglés, y yo le había dibujado una cortinilla animada, unas piernas de travesti que barrían la pantalla en las transiciones) muy gentilmente nos ofrecieron una habitación en el hotel, junto al museo. Que usamos inmediatamente después de zamparnos unas raciones tamaño leonés de ensaladilla rusa, pimientos rellenos, chipirones y picadillo, para dormir la siesta. Así estuvimos luego viendo la exposición, todavía medio dormidos y entre regüeldos.

Supongo que poner tantas piezas juntas tiene efectos cruzados entre ellas, porque algunas me parecieron una mamarrachada sacada de tirar de los cuatro tópicos sobre el consumismo y la moda, que quedan muy cool satirizados en el museo, pero había otras que me encantaron. Me sorprendió ver mucho arte basado en la animación. Había cuadros de Eeco Brand, que en realidad eran pantallas con animaciones 3D en ciclo, había paredes empapeladas con dibujos japoneses de animación; también me gustó mucho una instalación de Kyupi Kyupi, con imágenes proyectadas sobre una pantalla redonda giratoria, con música tecno de fondo , o las fotografías siniestras de Ellen Kooi, con gente haciendo cosas rarísimas en medio del campo holandés. ¡Ah, y un miniestadio en miniatura, que era lo más!
Nos quedamos con las ganas de meternos en un laberinto donde sólo podías abrir una puerta cuando cerrabas la otra, y los espacios iban cambiando. por lo visto la gente se perdía, y al día siguiente nos enteramos de que unos niños se perdieron dentro, se pusieron histéricos y forzando las puertas se cargaron la pieza! león es muy fuerte...

Después de cenar quedamos con Tommy y Laura y nos fuimos los cuatro a la plaza de toros, al festival Otros Mundos Pop. Fui a saludar a las Nancys Rubias, que actuaban esa noche. Olvido les acompañaba para cantar con ellas una canción, y también vinieron Chus y Manuel Toledano, y Miguel. El ambiente en los camerinos era muy festivo, y así salió el concierto, uno de los mejores. Topacio les presentó, y nada más empezar a cantar se les notaba muy relajadas, pasándoselo fenomenal. Luego Mario decía que a él lo que le gustaba eran los espacios grandes, las plazas de toros y el mainstream. Juan Pedro se quitó la cazadora, y a torso desnudo rompió una cuerda de la guitarra ( que no está mal, considerando que era todo playback, y no tiene ni idea de tocar al guitarra. Eso sí, posa tan bien que todavía tenía la desfachatez de girarse, y preguntarnos "¿Ahora cómo toco?"), la Susi se revolcaba por el suelo, Mario se subía por todas partes, y hasta Marta se volvió loca y se marchó a cambiarse el modelo como tres canciones antes de tiempo. Cuando Mario al fue a presentar se giró y no estaba. Menos mal que le salió la vena de tombolero que tiene y se puso a comentar con el público todo lo que pasaba . Y la gente, pasándoselo en grande. Y Topi, Olvido y yo en la parte de atrás del escenario, muertas de risa. Al final del concierto, antes de los bises, salió Alaska a cantar Maquíllate y toda la plaza de toros enloquecida.

En los bises Marta salió con el bikini de flecos y los dados voladizos, y en el foso estaban los Mendetz, un grupo buenísimo de chicos-chicos( no como las Nancys, donde hay chicos-chicos, chicos-chica y chicas-chicas) de Barcelona que tocaron antes, haciéndole reverencias. Los cuatro, derrochando testosterona, y babeando con las curvas de la Vaquerizo. Que muy pizpireta, al final de la canción tiró unos dados al público, y, dando saltitos y apretando las tetas, se acercó al foso y les dejó caer los tros dados a los Mendetz, que ya estaban rebotando con las vallas.
El concierto salió tan bien, y estábamos todos tan contentos, que en los camerinos empezó la fiesta del año. Empezó a llenarse de gente, que entraba y salía intercambiando bebidas de unas neveras a otras, los Mendetz buscando a Marta para hacerse una foto, Álvaro y yo saludando a The Chalets ( que como no son muy famosas todavía son simpatiquísimas). En medio de todo el jaleo vino la concejala del PP y yo creo que se debía quedar un poco descolocada, en medio de tanto perro, todos saltando por los sofás, posando para fotos, contando chismes, haciendo fotos...De vez en cuando salíamos un rato a bailar con los de Cycle, y luego otra vez a los camerinos, que seguían animadísimos, con concejala incluida. Mario el pobre oscilaba entre la precaución, como líder de su banda, intentando controlar ese sindiós, y la dulce irresponsabilidad de quien se lo está pasando en grande. Al final de la noche ya nos dedicábamos a cambiar mobiliario d los camerinos, aparecíamos con un sofá de los chalets, lo poníamos en medio de la sala y jugábamos a la botella ( que si no sabes de qué va tampoco te lo voy a explicar, porque así en frío me da como corte).

Como a las tres de la mañana, y con el cuerpo como si fueran las cinco, nos fuimos todos para un local que nos recomendaron. En el local supongo que se quedarían a cuadros, porque empezó a llegar todo tipo de gente que había subido a León para la inauguración, y en la vida habían visto en aquel club. Aparecieron AviadorDeluxe-que lo primero que hizo fue bajarse los pantalones y quedarse en ligueros-con la Flor de Alcorcón, Guillermo Espinosa, Tolo y Chema, Isabel-la editora de Javi- con Octavio Zaya, uno de los comisarios de la exposición, que sostenía que en esta sociedad de lo inmediato y efímero, lo único que importa no es lo que digan de ti, sino cuántas veces te nombran. Una crítica que te ponga verde, pero donde tu nombre salga seis veces, es una crítica excelente. Por eso cuando le dije que Topacio me había hablado mucho de él enseguida me preguntó que cuántas veces le nombró. Yo le dije que dos, y aunque le aseguré que me habló mucho rato, y siempre bien, no podía evitar un mohín de decepción.
Las Nancys giraban por la pista, se subían al escenario, la gente entraba y salía del cuarto oscuro en grupos que charlaban animadamente, de pronto pasaba uno con una de las plantas de plástico de la decoración cargada al hombro...Los camareros nos miraban con la misma cara que ponían por la mañana los recepcionistas del hotel cuando te decían que llevaban dos días asignando habitaciones a gente sin un puñetero nombre normal.

Acabamos la noche de chill out en la habitación de Marta. El Parador de San Marcos es un antiguo monasterio-hospital del XVI, con unos pasillos larguísimos, como los del hotel Overlook de El Resplandor, sólo que con moquetones rojo oscuro y muebles castellanos en vez de niñas sangrando. La habitación de Marta era tan grande como un piso pequeño, y allí nos tiramos todas a reírnos con las cosas que se le ocurrían a la Susi. Luego la mitad de esos chascarillos, si nos acordamos y se los contamos a Nacho, acaban en las canciones de las Nancys.
Eran pasadas las ocho cuando Álvaro y yo nos fuimos a la cama. Al día siguiente hicimos caso omiso del aviso de las doce, dormimos hasta las cuatro de la tarde sin que apenas nos molestaran, y nos escabullimos sin avisar, no fuera que les cargaran otra noche al MUSAC. Bajamos durmiendo mientras Tommy y Laura conducían, los pobres.