viernes, enero 23, 2004

Cosas productivas

Bueno, no falla. Basta que decida que como ahora tengo tiempo libre, abro un diario en internet para que precisamente me quede sin tiempo. Y no precisamente porque esté haciendo cosas productivas...
El miércoles reapareció en mi vida una asociación cultural en la que milité. Puede parecer que por motivos ideológicos, o por mi elevada conciencia social, pero, advertido estás por el título de esta entrada, las razones son espúrias. Una amiga mía está tonta por un chico de la asociación, y prácticamente bloqueando mi móvil a base de llamadas y mensajes, consiguió convencerme de volver a una de sus reuniones, porque ella no podía ir. Mi misión: espiar la reacción del sujeto cuando yo, por casi cualquier motivo, dijera el nombre de mi amiga en voz alta, para recordar que ella estaba en el asunto, pero no había podido venir. Además, me obligó a no dar más detalles, porque por supuesto debe quedar "enigmática y misteriosa". Puedes imaginarte que1º) el chico apenas parpadeó al oír su nombre y 2º) yo quedé como un gilipollas al decir su nombre sin ton ni son. Como en aquel episodio del príncipe de Bel Air en el que la hermana pija debía decir caca cada vez que Will decía Carlton. Un éxito, vamos.
Las conclusiones de mi aventura, aparte de llenarme la tarde de surrealismo, han sido -no, estan siendo- variadas. La más inmediata fué que, como había decidido celebrar mi cumpleaños espontáneamente en mi casa con una cena, tenía que ir con la lengua fuera al Corte Inglés a comprar comida para ocho y luego cocinarla en el plazo de una hora. Menos mal que todo cristo llega tarde a todo en España. Si ahora fuera Andy Warhol diría lo que me costó la compra y lo que compré, pero como me quedan muchas cosas por contar y debería entonces hacerlo con todo, pues paso.
La cena fué un éxito. Nos juntamos Edu, Ulía, Jose y Núria, Quino y Víctor, y Urban. Muchas risas, muy buena música y regalitos: unas zapatillas de andar por casa, un botella de borgoña que nos pimplamos, of course,la biografía de Katharine Hepburn Kate Remembered, una camiseta genial de Supermán, pero donde sale él, dibujado en el estilo de los años cincuenta, con el traje de cintura para arriba, y unas medias de rejilla y tacones de cintura para abajo, y encima pone Supersexy. Me cuadra perfectamente, claro. Ah, y me regalaron el CD de los Electroduendes (... ). Se lo regalaría a Nacho, si no supiera que me lo haría tragar con caja y todo. Mira, lo de La Bola ya huele. Un poquito vale, pero...
Siguiendo con mi apretada agenda de cosas inútiles, el jueves salté de la cama resacoso para ir a desayunar con Carlos y Nacho. El primero se tuvo que ir porque tenía una reunión importante, lo que me hizo sentir un poco de horror vacui de nuevo, pero se pasó pronto. Recuerda, querida lectora, que soy un adicto al trabajo vocacional en un período de vacas flacas...Después del desayuno, que se alargó por lo que nos gusta cotillear, salí pitando al gimnasio. El motivo: tenía cita con el dietista y como estaba convencido que esta semana NO había bajado de peso, salí a la desesperada a sudar antes de ir. Visto escrito queda tan imbécil... sobretodo porque cuando llegué a la consulta, me pesé y había subido de peso,no sirvió de nada, y me llevé la bronca. De allí pitando a casa a comer en diez minutos ( cumpliendo la dieta, por supuesto), porque había quedado. Ahora debo explicar otra de las consecuencias de hacer caso a mi enamoradiza amiga. Tenía que hacer llamadas para una convocatoria multitudinaria de la asociación cultural mencionada. Dos horas convocando a gente. Casi me curo de mi adicción al móvil, por terapia de saturación. De allí sal pitando a recoger un poco la casa por la fiesta del miércoles, que todavía no lo había hecho y parecía un campo de batalla, y de allí corriendo a la clase de yoga. Mira, Gema, desde aquí te lo digo, ya sale tu nombre otra vez en un diario. Menos mal que nadie lo lee.Para otra entrada las clases de yoga. Sólo digo que son los mejores momentos de mi semana, y no precisamente por el factor espiritual o físico, sino por lo que nos reímos cotilleando y opinando y criticando. Eso sí, en las posturas, meditación y respiración todos serios, que nuestar profa es muy profesional, lo que no es incompatible con la diversión.
A la salida tuvimos un "momento diario de Jose C". Nacho y yo, que solemos salir mencionados en dicho fotolog, nos encontramos por la calle con Lupe y Josina, que también salen mucho, y mientras comentábamos eso de dedicarse a salir en los diarios, y las cosas de las que te enteras de los demás sin conocerles, llama Arakis, que también sale en esos diarios. Una cosa muy curiosa. Nos despedimos todos, y volví a salir pitando porque había quedado con unas compañeras del estudio: Tere, Enrique y Elena para cenar en un sitio genial que se llama La Taberna del Norte. Fué un poco reencuentro, y un poco celebración de cumple. Entre Elena y yo nos bebimos una botella de tinto, porque los demás no podían o no debían. Y porque ella y yo cuando nos juntamos somos lo puto peor.También hicimos una cosa que me encanta, y es estar a gusto de marcha y llamar a la gente que te apetece para compartir el momento. Si la hora lo permite, claro, así que llamamos a más amigos, para decirles que les queremos. Ya sabes, hay una fase en la intoxicación etílica que es de exaltación de la amistad.
Con semejante pedo, nos fuimos al Enfrente a ver a Roberta y La Prohibida.Piensa que mis planes eran pasar a tomar algo por la Taberna del Norte, luego ir a cambiarme a casa, y tranquilamente llegar al bar. Mi sensación de entrar en el local, borracho, con la ropa de yoga, y con Elena, que es preciosa, monísima, pequeñita, y tremenda y entre tanto oso, pues fue de partirte. Yo parecía un bacala de marcha en chándal. Por allí andaba Jose C, Jorge, Orlando, Nico, un amigo de Roberta majísimo que se llama Claudio, Félix y Dunia, y más. Con lo cual la diversión estuvo asegurada.Y a pesar de que al final las más truperas se fueron al Pink Flamingos, yo me retiré a mis aposentos.

Bueno, viendo esta entrada me pregunto dónde estan mis intenciones de hacer un diario serio, con comentarios musicales y literarios,y llego a la conclusión de que ya vendrán, y que después de todo un poco de hedonismo no viene mal, y ver a la gente que quieres, o charlar con ellos por teléfono, sí que son cosas productivas, después de todo.

Prometo que la próxima entrada será mucho más corta